Más divertido que práctico
El Z4 es la visión moderna de los descapotables biplazas clásicos, con todas sus ventajas e inconvenientes. Aporta una línea vanguardista que entra por los ojos, pero con las limitaciones de espacio y sentido práctico de los coches de dos plazas, lo que le convierte en un capricho para solteros y parejas sin hijos.
Deportividad para disfrutar
Lo mejor del Z4 es su calidad mecánica, que transforma la conducción en un placer. La rigidez del chasis, un 100% superior a la del anterior Z3, mejora la estabilidad y elimina los chirridos típicos de los descapotables. Y si se añade el tacto preciso y exquisito de todos los mandos y la posibilidad de viajar descapotado con el cielo como techo, el resultado es una conducción divertida y placentera en todo momento.
Sin embargo, lo más importante del Z4 es que todas estas virtudes lúdicas de los descapotables se combinan con un equipo de seguridad que incluye los últimos avances electrónicos y aumenta los recursos del conductor en caso de apuro. Tanto el ABS como el control de estabilidad (DSC en BMW) actúan con discreción y eficacia, transmiten una gran sensación de seguridad y permiten disfrutar al volante: dejan deslizar un poco la zaga, sólo entran en acción cuando de verdad se necesita y evitan los derrapajes imprevistos. Además, los frenos son potentes y resistentes.
Todos los avances técnicos aplicados por BMW en este coche aportan una estabilidad brillante y un comportamiento equilibrado sin aumentar el peso. Y proporcionan una gran agilidad en tramos virados y la sensación de solidez de un cupé cerrado cuando se viaja en autopista. El Z4 obedece con precisión al volante e incluso permite afrontar viajes largos sin apenas incomodidades, al menos si el piso está en buen estado. En zonas bacheadas acusa los recorridos cortos y la sequedad de la suspensión, que reducen el confort.
Un seis cilindros muy elástico
Con sólo 2,5 litros de cilindrada y 192 CV, la versión básica del Z4 ofrece todo lo que se puede exigir a un buen biplaza deportivo. Además, el cambio de cinco marchas tiene un escalonamiento muy cerrado que acentúa su carácter.
El conjunto responde con suavidad y elasticidad desde casi el ralentí y sube progresivamente sin esfuerzo hasta 6.500 vueltas. Pero sobre todo ofrece unas prestaciones brillantes, tanto en aceleración como en velocidad (235 km/h.). Y lo único que se echa en falta es un cambio de seis marchas (de serie en el Z4 3.0) para reducir el consumo en autopista, porque gasta algo más de lo deseable: 8 litros a ritmos suaves y 12 en ciudad y conducción deportiva.
Por lo demás, el Z4 reúne todo lo que necesita para divertir a sus usuarios. La capota de lona es muy buena, se despliega en ocho segundos y protege bien del mal tiempo. Y la aerodinámica reduce las turbulencias en el interior cuando se viaja descubierto.
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