Un biplaza de diseño con mecánica de calidad
Un coche de capricho muy bien hecho. El BMW Z4 es la interpretación moderna de los clásicos descapotables biplazas que triunfaron en los años 50 y 60. Pero está fabricado con la calidad de materiales y las tecnologías más avanzadas de la marca alemana.
El nuevo BMW ofrece todo lo que se puede pedir a un descapotable actual: imagen atractiva, una capota impecable, buenas prestaciones, comportamiento dinámico sano y eficaz, y un completo equipo de seguridad. La única pega de este sugerente paquete de virtudes es un precio excesivo, desde 40.400 euros, que le convierte en un capricho minoritario. A cambio, el Z4 es un coche más ambicioso y mejor dotado que eleva el listón de calidad de su antecesor, el Z3, para equilibrar en parte unas tarifas menos competitivas.
Una línea con mucha personalidad
Con el Z4, BMW no ha querido hacer un descapotable práctico. La marca alemana ha preferido actualizar el concepto de los roadsters (biplazas descubiertos) para ofrecer una versión moderna con la calidad de fabricación actual. Y el resultado está muy logrado, al menos si se busca un coche lúdico y se renuncia a la funcionalidad de los modelos familiares.
El Z4 es completamente nuevo y no conserva nada del Z3. Comparte el chasis del Serie 3 con algunas modificaciones, lo que ha permitido aumentar un 100% la rigidez, factor clave en un coche descubierto. Además es más ancho y tiene un centro de gravedad más bajo que mejora la estabilidad.
Aparte de las mejoras técnicas, el Z4 destaca por su originalidad estética. Lo primero que sorprende son las proporciones: morro muy alargado y zaga recortada. Y después, el diseño vanguardista de todos los componentes, con un frontal que evoluciona el estilo de BMW
, trazos muy marcados y unas formas musculosas que potencian la deportividad.
La otra nota curiosa es que utiliza una capota de lona en vez del techo de metal retráctil de otros rivales. Es una solución menos práctica, pero aporta una imagen más sugerente, con todo el poder de seducción de los descapotables. Y además es una de las mejores capotas del mercado: sólida y resistente, aísla bien del frío y el calor, lleva una luneta trasera desem-pañable y un accionamiento eléctrico que permite desplegarla o recogerla en sólo ocho segundos.
Pequeño y atractivo por dentro
La fidelidad al concepto de los biplazas se refleja también en el interior. El Z4 es más amplio y, sobre todo, parece más coche que el Z3. Se nota en la anchura, que aumenta la sensación de desahogo, pero ofrece también dos únicas plazas delante, atrás no hay espacio ni para un apuro y tiene un maletero sólo correcto que sirve para el equipaje del fin de semana. Además se echa en falta algún hueco grande para dejar agendas, bolsos... Sólo cuenta con dos posavasos, guantera, bolsas pequeñas en las puertas, redes a los pies del pasajero y detrás de los asientos, y un cofre detrás del apoyabrazos.
Por lo demás, el diseño del salpicadero es atractivo, con buenos materiales y ajustes. Pero hay detalles impropios de su precio, como algunos plásticos y una instrumentación pobre y poco acorde con la deportividad del coche.
Sólo dos motores de seis cilindros
El Z4 sólo se vende de momento con dos motores seis cilindros de gasolina: 2.5 de 192 CV (40.400 euros) y 3.0 de 231 CV (45.800). Los dos llevan cambio manual, el primero de cinco marchas y el otro de seis. Y pueden incluir como opción un secuencial SMG. Los precios son altos, pero incluyen un buen equipo de serie: cuatro airbags, ABS, control de estabilidad, capota eléctrica, ruedas antipinchazos, climatizador, ordenador de viaje, radio-CD...
Conclusión
El BMW Z4 es un descapotable puro para disfrutar conduciendo al aire libre. Tiene una línea biplaza muy vanguardista, un interior correcto y una mecánica a la última, con todas las ayudas a la conducción. Además cuenta con una buena capota eléctrica y un completo equipo de serie. Pero los precios son demasiado altos.
AL DETALLE
- ATRACTIVO Y JUSTO EN ESPACIO
El Z4 presenta una imagen muy atractiva también con el techo cerrado. Las medidas compactas de la capota se integran bien en la línea y aportan una estética coqueta y sugerente. Además se pliega en un momento pulsando un botón y aísla bien el habitáculo.
El diseño interior renuncia al sentido práctico para primar el disfrute al volante de los descapotables. Tiene un salpicadero limpio y vanguardista, una consola del cambio demasiado grande que molesta en las rodillas y un interior de tacto agradable y aspecto cuidado. Pero se echan en falta más espacio interior y huecos para objetos de cierto tamaño porque no hay donde dejar casi nada.
Otra aportación de este coche son los nuevos neumáticos Bridgestone antipinchazos. Vienen de serie y llevan una carcasa interior muy resistente para poder rodar con la rueda desinflada. Pero lo mejor es que permiten eliminar la rueda de repuesto y aumentar el espacio para el equipaje, punto crítico de casi todos los biplazas. Esta solución y el plegado en Z de la capota permiten ofrecer un maletero pequeño, aunque correcto para un descapotable.
La zaga del Z4 es muy corta y tiene una estética sencilla y musculosa: parachoques alto y aletas resaltadas.
- DEMASIADO CARO
Los descapotables nunca son baratos, pero el nuevo Z4 sale demasiado caro: unos 6.000 euros más que su antecesor el Z3. El modelo de BMW cuesta 3.600 euros más que el Audi TT equivalente y 1.700 más que el Honda S2000. Y aunque corre algo más que el primero, el equipo de serie es similar y no justifica la diferencia. Frente al biplaza japonés ofrece unas prestaciones inferiores, aunque a cambio aporta un planteamiento más cómodo y menos radical. Sin embargo, el mayor inconveniente del Z4 2.5 es que tiene un precio demasiado cercano a los Mercedes SLK y Porsche Boxster equivalentes. Sólo sale 1.600 euros más barato que el primero, que incluye un techo metálico más práctico, sobre todo en invierno. Es 7.000 euros más económico que el Boxster más básico, que, además de imponerse claramente en prestaciones, es muy superior en casi todo lo demás.
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