La restauración de la Catedral de Vitoria obtiene el premio Europa Nostra 2002
El reconocimiento valora el acierto en la difusión turística de una rehabilitación histórica
La restauración de la catedral gótica de Santa María de Vitoria recibió ayer el premio Europa Nostra, el galardón europeo más importante en materia de conservación y mejora del patrimonio cultural. Es el reconocimiento a la aplicación de un sistema integral de rehabilitación, que se completa con la difusión turística y cultural de las investigaciones arqueológicas y arquitectónicas realizadas en el templo.
Desde que en 1978 se comenzaran a otorgar los galardones Europa Nostra en seis distintos aspectos de la restauración histórica, es la primera ocasión en que un proyecto español obtiene un premio de primera categoría, con una dotación simbólica de 10.000 euros. La catedral vieja de Vitoria lo ha conseguido en el apartado de estudios de restauración, frente a otros 300 proyectos de 19 países.
La rehabilitación de la Catedral tiene el respaldo de la arqueología de la arquitectura
Europa Nostra reconoció también a otras cuatro iniciativas españolas, en categorías menores: el Museo del Aceite de San Felices de los Gallegos (Salamanca) y la asociación Amigos del Serrablo de Sabiñánigo (Huesca), que han recibido la medalla; el Mercado del Este de Santander y el puente Vizcaya de Portugalete, reconocidos con un diploma.
Hasta la fecha, en España se han conseguido 17 medallas y 75 diplomas. El diploma al puente colgante de Portugalete ha sido por el excelente mantenimiento de esta joya única de la arquitectura industrial, la primera en su género.
En los otros apartados, los máximos galardones han ido a parar a la granja Sandbu Sore de Vaga (Noruega), los jardines de Larchill Arcadian (County Kildare, Irlanda), la colección de escenografía del Castle Theatre de Cesky Krumlov (República Checa), el Centro de la Edad de Piedra Kierikki en Yli-ii (Finlandia) y la localidad de Aeroskobing (Dinamarca).
El anuncio del premio lo dio a conocer ayer la comisaria europea de Educación y Cultura, Viviana Reding, en el palacio Egmont, en el centro de Bruselas. El diputado general de Álava, Ramón Rabanera, y el diputado de Obras Públicas y presidente de la Fundación Santa María, Antonio Aguilar, fueron los privilegiados testigos del momento.
Un poco más tarde, mientras los responsables de la Fundación difundían exultantes la noticia del premio Europa Nostra en el del templo, la vida de la catedral seguía su curso. Cerca de ellos, un grupo de investigadoras participaba en una de las visitas guiadas. Y, un poco más allá, los obreros que protagonizan la rehabilitación salían a comer, después del turno de la mañana.
Una imagen que expresa con nitidez lo que es este proyecto, que supera el concepto de la simple restauración de una catedral gótica, cerrada en 1994, ante la amenaza de ruina. Ya desde que se comenzó a redactar el plan director de la obra, sus responsables tenían claro que era imprescindible abrir la obra al público. Quizás estaba en la memoria la imagen de la Seo zaragozana, un templo que ha estado decenios cerrado al público, mientras vivía una restauración infinita.
En Vitoria, las puertas se abrieron de nuevo al público en 1999, para exhibir los resultados del plan director, elaborado durante el bienio anterior. Y en 2000 comienzan a difundirse las innovadoras técnicas de restauración que se han puesto en marcha. Porque, es cierto, la rehabilitación tiene un profundo respaldo científico, que parte de la arqueología de la arquitectura, una práctica multidisciplinar que valora el monumento en su conjunto como un ente vivo, con pasado, presente y futuro.
El pasado se remonta a los principios de la ciudad cuando aún no se llamaba Vitoria. Las excavaciones realizadas en el entorno del templo adelantan en varios siglos los primeros asentamientos urbanos -se han encontrado restos romanos- de la ciudad fundada en 1181 por Sancho VI el Sabio de Navarra.
El presente es la recuperación respetuosa del monumento, combinada con una acertada operación de mercadotecnia, que ha traído hasta la capital alavesa a escritores como Mario Vargas Llosa o Ken Follet. Este último ya se ha comprometido a documentarse en las obras del templo vitoriano para la continuación de Los pilares de la tierra, su famoso best-seller.
La obtención de este premio supone un espaldarazo a esta línea de trabajo. "Eso sí, no es un punto de llegada, lo vemos como un instrumento que afianzará el lugar que tiene la catedral en la difusión del patrimonio cultural", subrayó Gonzalo Arroita.
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