Fernández Díaz recompensará con 150 euros el nacimiento de cada hijo

Convencido de que lo peor para el PP ya ha pasado y de que los actos electorales se desarrollarán sin boicoteos, Alberto Fernández Díaz esbozó ayer con mil y una cifras sus promesas electorales por Barcelona. 40.000 empleos, 6.000 plazas de aparcamiento, 5.000 plazas de guardería y 150 euros por cada pareja que tenga un hijo, lo cual, según Fernández, demuestra el respaldo del PP a la "institución familiar".

Para finalizar una precampaña marcada por las denuncias de persecución y el boicoteo sistemático de sus apariciones públicas por el apoyo del PP a la guerra contra Irak, Alberto Fernández Díaz presentó ayer sus "10 compromisos para Barcelona". Lo hizo 12 horas antes de colgar el primer cartel electoral en las inmediaciones del World Trade Center. A medianoche, ante un centenar de militantes que acudieron al acto de pegar el primer cartel, Fernández se presentó como "la garantía del cambio moderado y con garantías de progreso social y económico".

En su programa, Fernández Díaz agrupa promesas ya conocidas, pero también algunas novedades que pretenden demostrar el apoyo del PP a las familias, institución en la que, según el candidato, "nunca han creído ni el Ayuntamiento de Barcelona ni la Generalitat". En un intento de desmarcarse de este desinterés, prometió 150 euros para todos aquellos que tengan un hijo en Barcelona. Fernández Díaz pretende llevar a cabo esta medida, que costaría 4,5 millones de euros anuales a las arcas municipales, sin renunciar a su otra promesa tradicional: la reducción de los impuestos.

Y es que el candidato popular entiende que sólo reduciendo la carga impositiva sobre las empresas se crearán más puestos de trabajo. También ayer señaló una cifra para este ámbito y no dudó en prometer 40.000 nuevos empleos que permitan reducir la tasa de paro hasta menos del 5%.

Su otra gran batalla, la de la seguridad, también tiene cabida en los 10 compromisos. La fórmula popular para acabar con la supuesta inseguridad que asola la capital catalana pasa por contratar 1.000 nuevos agentes de la Guardia Urbana, abrir comisarías de barrio e instalar más videocámaras en la calle.