Operación Flecha Rota
PABLO ORDAZ | Madrid
Era una especie de juego de niño grande. Al escuchar el ruido de los aviones sobre el cielo de Palomares (Almería), el agricultor Julio Ponce miraba su reloj y comprobaba satisfecho que eran las diez y media de la mañana, a veces un minuto arriba, a veces un minuto abajo. Hacía nueve años que Ponce se dedicaba, por encargo del boticario de Vera, a llevar un registro diario de las precipitaciones en Palomares.