Algo más que "los cuatro abuelos" de siempre
La presencia de jóvenes se dejó notar en los actos convocados por los sindicatos para el Primero de Mayo
"Siempre venimos los cuatro abuelos" comentaba ayer con sorna Fernando Mut en la fiesta de la UGT-PV en Valencia. Este año se notó un cambio. Mut destacaba satisfecho la presencia de "mucha gente joven" en los actos sindicales del Día Internacional del Trabajo. Y es que daba la sensación de que la media de edad de este último primero mayo se revisó a la baja. El sindicalista de UGT, en cualquier caso, completaba su percepción. No es que los jóvenes se hayan "hecho de izquierdas", sino que se han hecho "contra PP". El comentario de Mut fue similar al de otros.
Jóvenes y banderas republicanas, que algunos no parecían querer soltar ni a cambio de un plato de paella, destacaban en este primero de mayo. Y el buen tiempo se afilió ayer a los sindicatos y pareció restablecer la unidad de acción con el movimiento reivindicativo. Una unidad quebrada en los últimos tiempos por el mal tiempo que acompañó la práctica totalidad de las grandes movilizaciones ciudadanas contra la guerra.
No es que los jóvenes se hayan "hecho de izquierdas", sino que se han hecho "contra PP"
"A raíz del 'Prestige', del 'decretazo' y de la guerra la gente tiene ganas de salir a la calle"
Entre bocadillos y empanadillas, platos de paella y colas para recogerla, globos para los niños y atracciones para dar un respiro a sus padres, una resaca era visible: la de la manifestación previa a las fiestas sindicales. Pegatinas, alguna orquesta, y algunos polítcos completaban el collage. El socialista Joan Ignasi Pla, se dejó ver por la fiesta de UGT-PV, donde también estaba el alcaldable por el PSPV-PSOE en Valencia, Rafael Rubio, y varios compañeros de filas.
El césped de los jardines de los Viveros se salpicó de gente tras la comida que organizó CC OO-PV. En los corrillos, un hecho suscitó todo tipo de comentarios: la agresión a José María Fidalgo, secretario general del sindicato, corrió de boca en boca.
Era primera hora de la tarde y Carles, José Enrique y Victoria esperaban junto a un grupo de amigos el concierto organizado por el sindicato unas horas más tarde. Hablaban de reivindicación -"sentados de brazos cruzados seguro que no se consigue nada", aseguraba Victoria-, de implicación, de responsabilidad social. "A raíz de la marea del Prestige, del decretazo y de la guerra la gente tiene ganas de salir a la calle y decir cosas". Explicaban, además, que para los jóvenes todo no es Operación Triunfo o Gran Hermano. Hay vida más allá. Siempre quedará, como mínimo, el Primero de Mayo.
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