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Interior está dispuesto a pagar a Rabat para que readmita a inmigrantes

La normalización de relaciones se atasca en los temas de extranjería

La normalización de relaciones entre Rabat y Madrid se ha atascado en uno de los contenciosos más delicados, el de la inmigración. El asunto parecía bien encaminado hace dos meses, cuando ambas partes alcanzaron en Málaga un acuerdo confidencial sobre la readmisión por parte de Marruecos de inmigrantes subsaharianos llegados ilegalmente a España, en el que el Gobierno español, a través de Interior, se comprometía a "compensar" económicamente a Rabat por aceptar su devolución y encargarse de repatriarles.

"Las dos partes subrayan", reza el quinto punto del acuerdo suscrito el 3 de marzo por altos funcionarios de ambos países, "la necesidad de regular la cuestión de la compensación de los desequilibrios financieros resultantes de las operaciones de readmisión".

El acuerdo establecía las modalidades de puesta en práctica del convenio hispano-marroquí, suscrito hace 11 años, y en el que Rabat se comprometía a readmitir a los ciudadanos de terceros países que, procedentes de sus costas, llegasen ilegalmente a España.

Marruecos, que sí acepta que le sean devueltos sus ciudadanos, no aplicaba el convenio porque considera que las autoridades españolas no aportan pruebas de que los subsaharianos hayan zarpado en patera de sus costas. Un responsable de la Gendarmería declaró recientemente que algunos viajan en cargueros y son trasladados a las pateras cerca de las costas españolas.

La mitad de los 16.500 inmigrantes irregulares que desembarcaron en las costas andaluzas y canarias eran subsaharianos que no pudieron ser devueltos. "Si Rabat los readmitiese, las autoridades españolas estarían dispuestas a hacer un esfuerzo económico para que, desde Marruecos, puedan ser repatriados a sus lugares de origen", afirma un diplomático.

La cuantía de la ayuda española sería acordada en el marco de una negociación global sobre inmigración. Ésta quedó, sin embargo, estancada, el martes, en la segunda reunión del grupo de trabajo sobre este materia en la que, según fuentes españolas, la delegación marroquí se desdijo de lo pactado en Málaga. En la ciudad andaluza había admitido que bastaba como prueba la nacionalidad marroquí del patrón de una patera para que los subsaharianos que transportaba pudiesen ser devueltos a Marruecos.

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Respuesta del delegado

"Estamos dispuestos a cumplir el compromiso suscrito siempre que la otra parte haga lo mismo", contestó Ignacio González, delegado para la Extranjería, a una pregunta de EL PAÍS sobre el desembolso que podría consentir si Rabat aplica la readmisión y se encarga, a continuación, de repatriar a los subsaharianos.

González dejó ayer traslucir su descontento por lo sucedido el martes, en Rabat, en esa segunda reunión sobre inmigración que los marroquíes se resistieron a celebrar y en la que formularon "nuevas e inesperadas consideraciones" sobre la readmisión.

Prueba del mal ambiente, que recuerda tiempos pasados, es que el interlocutor de González, el director general Yassin Mansuri, rehusó dar una rueda de prensa con él y le impidió que se dirigiese a la prensa en su ministerio. Lo hizo en la Embajada.

Los marroquíes admiten el desacuerdo pero señalan que el documento suscrito en Málaga es un mero borrador cuya última línea prevé que puede ser enmendado. Eso es lo que Mansuri trató de hacer el martes. Lamentan, además, que ni las autoridades españolas ni la prensa se hayan hecho eco de otra reunión bilateral, celebrada también el martes en Rabat, para delimitar los espacios marítimos. "Se hicieron grandes avances pero nadie los ha destacado", lamentó un alto funcionario.

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