Las empresas españolas facturaron a Irak más de 600 millones durante el embargo
El Gobierno pidió en 1998 a Bagdad impulsar las exportaciones en una nota diplomática
Desde 1996 hasta la reciente guerra de Irak, un centenar de firmas españolas ha facturado más de 600 millones de euros por ventas al régimen de Sadam Hussein bajo el programa petróleo por alimentos de la ONU. Este negocio comercial fue consecuencia de la "política de gestos" del Gobierno español hacia las autoridades de Bagdad y de su petición oficial de impulsar "nuevas formas de cooperación" ajenas a la "ayuda humanitaria", según notas e informes de la Embajada española en Bagdad. La guerra atascó contratos españoles por valor de más de 138 millones.
El incumplimiento por Irak de las resoluciones de la ONU en materia de desarme desde la guerra del Golfo de 1991 invocado por el presidente del Gobierno español, José María Aznar, para justificar la reciente invasión, no ha sido óbice para unas fecundas relaciones comerciales con empresas españolas. Estos negocios se han producido, básicamente, al amparo de la única salida dada por la ONU desde 1996 a la embargada producción de petróleo de Irak: venderlo para comprar alimentos bajo control de dicho organismo. Bajo el programa petróleo por alimentos, la ONU ha tolerado exportar a Bagdad elementos muy diversos como sistemas informáticos de irrigación, de potabilización de aguas, eléctricos, pesticidas.... Un centenar de empresas españolas han firmado 355 contratos en una espiral de crecientes exportaciones a Irak desde 1996 que han supuesto hasta la guerra más de 600 millones de euros.
La reciente contienda dejó aparcados en distinta fase de tramitación ante la ONU contratos españoles con Irak por más de 138 millones de euros, según fuentes diplomáticas. Este organismo desbloqueó recientemente varios de ellos para suministrar material urgente como equipo eléctrico, potabilizadoras o medicamentos.
El Gobierno de Aznar vio en el programa petróleo por alimentos una puerta para ampliar límites comerciales. Una nota de la Embajada de España de diciembre de 1998 lo prueba: "La Embajada de España en Bagdad saluda atentamente al Ministerio de Asuntos Exteriores de la República de Irak, y siguiendo instrucciones de su Gobierno, tiene el honor de solicitar información urgente sobre los proyectos de cooperación que, en diversos ámbitos, estarían interesadas las autoridades iraquíes, para su desarrollo y ejecución en este país en un plazo relativamente breve". "El Gobierno español", aclara la nota "está muy interesado en generar e intensificar nuevas formas de cooperación con la República de Irak -no se trata en absoluto de ayuda humanitaria-, mediante proyectos de cooperación relacionados con la educación, la sanidad, la ciencia y la cultura. Por ejemplo, la rehabilitación de escuelas u hospitales, la participación en restauración de monumentos históricos". El tono del mensaje oficial al régimen iraquí es cordial. "El Gobierno español pretende que estos proyectos se formulen, se desarrollen y se ejecuten, contando siempre con el acuerdo y el conocimiento de las autoridades iraquíes, según sus prioridades e intereses. También pretende el Gobierno español que al intensificar la cooperación con Irak se ponga en relación la cooperación con el comercio y el desarrollo, movilizando para ello a las empresas interesadas en el mercado iraquí y los intercambios comerciales con este país". Tan amable misiva se envía cuando EEUU bombardea objetivos en dicho país y dos meses después de que los inspectores de la ONU se retirasen por falta de colaboración para el desarme.
Tal nota apadrinando las exportaciones españolas a Irak no fue una iniciativa aislada, sino un hito en lo que un informe de la Embajada española en Bagdad de marzo de 2002 califica de "política de gestos de la administración española". Este "buen número" de iniciativas oficiales "encaminadas a estrechar las relaciones institucionales en el ámbito económico y comercial", según el informe, tuvo éxito: "En términos de contratación nuestra cuota en el mercado iraquí se acerca al 1,4%, valor que se sitúa por encima de nuestro peso específico en el comercio mundial, estimado en un 1%. Este nivel de contratación superior a nuestros cuota neutral se ha visto favorecido por la política de gestos que ha practicado la Administración española, pero está limitado por factores políticos".
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