Berlusconi se enfrenta a la condena de su abogado y aliado Previti
El ex ministro italiano intenta quemar los últimos cartuchos para evitar la sentencia
Políticos, periodistas y ciudadanos de a pie esperan desde hace días que los jueces del Tribunal de Milán concluyan con una sentencia el largo proceso que ha tenido en el banquillo a Cesare Previti, ex ministro de Defensa italiano. La espera, hasta el momento, ha sido vana, porque los abogados de Previti, letrado a su vez y diputado, estrechamente vinculado a la ascensión empresarial y política del primer ministro, Silvio Berlusconi, han conseguido retrasarla con una ráfaga de recursos -los últimos, ayer- que no parece tener fin.
En juego está una condena a 13 años de prisión para Previti, que hasta sus defensores dan por descontada, por soborno a varios jueces. Una decisión judicial que afectaría políticamente a Berlusconi, como ha reconocido incluso uno de sus abogados, Gaetano Pecorella, presidente además de la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados. Aun así, Pecorella ha subrayado que las posiciones judiciales son muy diferentes, en alusión a la delicada situación de Previti, prácticamente con el agua al cuello.
Desde que el juicio (denominado Imi-Sir) se inició en 2000, precedido por una tormentosa fase de instrucción, se ha convertido en algo así como la "madre de todos los procesos", por la gravedad de las acusaciones y el alto rango de los implicados (jueces, abogados e importantes empresarios), pero, sobre todo, porque sus protagonistas reaparecen también en otros dos casos de corrupción judicial en los que figura Berlusconi como imputado.
La identidad es tal que en 2002 los jueces decidieron fundir dos de los procesos, el Imi-Sir y el llamado laudo Mondadori, en el que estaba inicialmente implicado Berlusconi, y del que fue excluido al prescribir el delito del que se le imputaba. Nada ha podido evitar, hasta ahora, que Berlusconi siga siendo el acusado principal del tercer juicio de esta serie, bautizada en Italia como togas sucias, el proceso Sme, en estos momentos en curso.
Influencias
Los tres procesos tienen un "argumento" similar. Previti, hombre poderoso y con fama de duro, es descrito como un abogado con muchas influencias en los tribunales, acaso demasiadas. En el caso Imi-Sir, se le acusa de haberse embolsado más de una decena de millones de euros de la familia dueña del grupo Sir, por haber logrado una sentencia favorable a sus intereses, a expensas de la banca Imi, entonces pública. El delito se remonta a comienzos de los años noventa. En el segundo juicio, laudo Mondadori, se le acusa de haber conseguido ajustar una sentencia que anulaba el laudo arbitral que otorgaba el control del grupo editorial Mondadori al empresario Carlo de Benedetti.
El sábado 26 de abril, cuando los jueces se disponían en Milán a iniciar la deliberación previa a la sentencia, Previti se presentó en Roma ante los periodistas para denunciar su caso. Se declaró "víctima de un proceso político" y pidió la intervención de las instituciones públicas "para frenar este martirio". En el Parlamento, hay quien propone ya resucitar la ley que concede inmunidad a los parlamentarios y altos cargos, mientras lo son. Pero no está claro que lleguen a tiempo.
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