Baroja Collet muestra en Tolosa la coherencia de su rotundo trabajo escultórico y gráfico
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El escultor y grabador Juan Luis Baroja Collet (Le Creusot, Francia, 1957) se presenta como un artista "coherente", para quien el arte es "empezar a construir un mundo y elaborarlo". Su universo artístico está ligado a la realidad que le rodea y, situándose entre la abstracción y la figuración, busca y plasma en sus obras una rotunda imagen "pre industrial, medieval, primitiva". El Palacio Aranburu de Tolosa (Guipúzcoa) acogerá hasta el próximo 24 de mayo una muestra de sus esculturas, grabados, collages y dibujos más recientes, reunidos bajo el título Inquietudes.
Baroja Collet, quien se trasladó con siete años a Eibar y reside desde hace dos décadas en Deba, donde imparte clases de grabado, ha bautizado su última exposición Inquietudes. Y es que opina que expresar algo concreto y claro con el arte plástico es "un poco absurdo", pues "para eso están otros medios como el cine o la literatura". Bajo esta idea, él trata de exteriorizar a través de sus trabajos sus inquietudes y deja la labor de completar la obra a los espectadores. "Depende del bagaje y la experiencia de cada uno, se acercará al objeto de una forma u otra", apunta.
"Ese es el juego que me interesa, que cada espectador sea capaz de aproximarse a la obra y completarla a su manera", insiste Baroja Collet, quien se sitúa entre la abstracción y la figuración para moldear un trabajo ambiguo que posibilite múltiples lecturas. Y ese es el juego que propone en una exposición, Inquietudes, en la que se pueden contemplar diez esculturas de hierro de grandes dimensiones, 30 de bronce de menor tamaño y varias series de dibujos, collages y grabados.
Los trabajos de Baroja Collet toman forma después de una intensa labor previa del artista, quien dibuja y dibuja ideas "superficial e intuitivamente" sobre cualquier papel para luego quedarse con aquellas con las que realmente se identifica y convertirlas en obras concretas. De estos primeros pasos, aunque "vestidos de domingo", deja constancia en la exposición mediante la serie de dibujos Esperando Tolosa.
De bocetos como esos salen las criaturas en diferentes soportes de un artista que ha elegido trabajar de manera artesanal, en busca siempre de una estética arcaica, primitiva. Ha sido de esta forma desde sus inicios y en esta senda se mantiene. "Si mandara mis esculturas de hierro a una calderería me las resolverían en tres días y tendrían un acabado perfecto, pero se notaría la factura de la industria, y yo me quiero alejar de ella para que se vea la factura manual", argumenta.
Costuras de hierro
Por eso Baroja Collet gusta de enseñar las costuras de sus grandes creaciones de hierro y alude a la profesión de sastre de su madre para explicar su forma de exteriorizar sus ideas. "Toda la vida he visto a mi madre despegar la tela, dibujar el patrón con la tiza, cortar, hilvanar y coser. He visto eso tantas veces que, años después de empezar a hacer esculturas, un día me dije: 'si en realidad estoy haciendo lo que ella'".
Pero trabajar el hierro así es "muy costoso", de manera que el artista ha encontrado en las esculturas pequeñas en bronce un camino para dar salida a un mayor número de creaciones. "Voy materializando ideas que si no podrían quedarse en las carpetas y no ir a sitio alguno", comenta.
Tanto las esculturas como los collages, dibujos y grabados que Baroja Collet presenta en Inquietudes son trabajos realizados en los últimos tres años. Pero el artista no duda en afirmar que no distan en esencia de los que llevaba a cabo hace quince años, cuando empezó con la escultura, porque ha mantenido la misma actitud respecto al arte. "Hay quien ha elegido el camino de ser ecléctico, pero yo no entiendo el arte así, para mí es empezar a construir un mundo, elaborarlo y que vaya surgiendo", explica. "En ese aspecto, igual soy demasiado coherente para el momento, pero soy así", apostilla.
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