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Reportaje:LA TRANSICIÓN EN IRAK | Los saqueos

EE UU busca los tesoros de Irak

Días después del saqueo, las tropas protegen ahora el Museo Nacional e intentan recuperar las obras robadas

Guillermo Altares

El Museo Nacional de Irak está protegido por un pelotón de 70 soldados; 65 conservadores han vuelto para hacer un inventario; varios soldados de asuntos civiles están transportando cuadros desde otros lugares; agentes de aduanas del Departamento de Seguridad de EE UU están investigando el saqueo y hasta el administrador civil de Irak, Jay Garner, se pasó ayer por allí. Lo único que le falta a esta institución son las piezas, sus tesoros arqueológicos de incalculable valor que resumen una civilización de 7.000 años de antigüedad.

"No podemos saber el número de piezas que han desaparecido. Algunas estaban escondidas tras haber sido evacuadas; pero todavía nos queda mucho trabajo antes de evaluar el desastre", dijo ayer Jaber Jadir, director del museo, tras la visita del ex general estadounidense encargado de la reconstrucción del país. Garner prometió que haría todo lo posible para recuperar lo que ha desaparecido y accedió a una petición muy concreta del director: hacer todo lo posible para impedir el paso de piezas provenientes de esta zona por cualquier frontera.

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Por ahora, las salas permanecen completamente cerradas porque están llenas de cerámicas rotas en el suelo. Algunos ciudadanos han devuelto cajas llenas de antigüedades: dicen que su propósito no fue robar, sino proteger. Pero Jadir tiene muy claro que la destrucción del museo, el jueves 10 y el viernes 11 de abril, no fue un arrebato de furia casual: "Es muy difícil identificar a la gente que participó en los saqueos; aunque según vamos avanzando en el inventario cada vez estamos más seguros de que había personas que sabían muy bien lo que buscaban". No quiere dar muchos detalles sobre las piezas perdidas más importantes: se limita a una vasija de Warka del año 3.200 antes de Cristo y a una estatua de bronce acadia del 2.600 antes de Cristo.

Tanto los responsables del museo como el teniente coronel Eric Schwartz, el oficial al mando de las tropas que tomaron esa zona de Bagdad y que ahora la protegen, coinciden en el relato de lo que ocurrió en las horas previas al desastre que ha arruinado una de las instituciones culturales más importantes de Oriente Próximo; pero ninguno tiene una respuesta para el principal interrogante: ¿por qué nadie protegió el museo durante tres días?

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Utilizando la palma de su mano como mapa, Schwartz explica que sus tropas (2ª Brigada, 3ª División de Infantería) entraron por el sur el martes 8 y el miércoles 9 de abril y que encontraron bastante resistencia en los alrededores del museo. Sabían perfectamente que era una zona protegida contra la que no debían disparar. "Recibimos fuego de ametralladoras por parte de los fedayin que se habían atrincherado aquí. Respondimos. Por eso hay un impacto de tanque en la fachada del edificio", asegura y señala tres búnkeres construidos en el césped. Perdió a un soldado y tuvo 30 heridos. "Nuestra misión no era asegurar la zona. Era avanzar. No sé por qué nadie se ocupó de vigilar estas instalaciones. No era nuestra responsabilidad y no soy yo quien puede responder a esta pregunta", insiste Schwartz, aunque no da ninguna pista sobre el responsable del desastre. Ahora sus tropas sí han recibido la orden de que no se mueva una mosca en la zona.

El relato de Jadir y de George coincide con el de Schwartz. "Estuvimos aquí hasta las once de la noche del martes, cuando empezaron a llegar fedayin. Entonces nos fuimos. Cuando volví el sábado y vi lo que había ocurrido fue el día más triste de mi vida", señala Jadir. El director asegura que el jueves uno de sus conservadores avisó a un grupo de soldados que se encontraban en una plaza situada a unos 300 metros sobre lo que estaba ocurriendo, pero dijeron que no podían abandonar su posición. De nuevo nadie puede responder a la pregunta de por qué entre la huida de los fedayin el miércoles y la llegada de los saqueadores el jueves nadie tuvo la brillante idea de mantener una vigilancia permanente como la que existe ahora, como la que ahora deja a muchos antiguos trabajadores en la puerta (los que pertenecían a la Administración no tienen autorizado el acceso).

Las tropas de Schwartz no son las únicas que viven en el recinto. Hace cuatro días llegaron desde Qatar soldados de asuntos civiles y, sobre todo, un grupo de agentes (aunque van vestidos como fuerzas especiales) del Departamento de Seguridad Interior de EE UU. Pertenecen al Departamento de Inmigración y Aduanas y su misión es investigar el paradero de las piezas. "Por ahora estamos en una fase inicial", explica el coronel Matthew Bogdanos. Roberto Piñeiro, un sargento mayor de padres gallegos (de A Coruña y Bueu) que habla perfectamente español, también vive en el recinto y forma parte del equipo de investigación

La numerosa presencia militar y la visita de Garner indican que se están tomando el saqueo del museo muy en serio, así como la protección de otras obras de arte. Los soldados de asuntos civiles llevan dos días llevando cuadros que estaban expuestos en el Centro Cultural Sadam para una "eficaz protección", explica un mayor. Una vez contemplados de cerca, no es extraño que muchos de ellos hayan sobrevivido a los saqueos.

Presentación a la prensa de los cuadros incautados en la aduana de Washington a periodistas y militares procedentes de Irak.
Presentación a la prensa de los cuadros incautados en la aduana de Washington a periodistas y militares procedentes de Irak.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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