Aznar insiste en que cualquier cambio en la Constitución desatará los "demonios históricos"
Expone en la Fundación FAES el modelo político que quiere dejar como legado al PP
Una Constitución intocable, una economía con un peso decreciente del sector público y un mercado laboral más "dinámico" y un creciente papel exterior que supere el "aislacionismo" tradicional de España son los tres engranajes del "país normal" que José María Aznar desea para el futuro. Lo desgranó ayer en la FAES, la fundación de su partido, que él preside y seguirá presidiendo cuando deje la jefatura del Gobierno y el liderazgo del PP, en principio dentro de un año. La estabilidad constitucional fue el eje de su discurso. El "patriotismo constitucional", afirmó, consiste en "su defensa activa" como algo intocable, pues cualquier cambio llevaría a la "sociedad española a enfrentarse de nuevo a sus demonios históricos".
El presidente dejó ayer claros los principios que él querría que se mantuvieran cuando uno de los sucesores se haga cargo del Partido Popular. Para vigilarle, él seguirá a cargo del laboratorio de ideas del partido, la Fundación FAES, que fue el foro elegido por José María Aznar para hacer público su legado de cómo debe ser el "país normal" que él defiende para España en el futuro.
Aznar encomendó a quienes le sucedan -que eso ayer no tocaba- "cinco grandes tareas" si tienen "verdaderas ganas de ganar un futuro de bienestar para todos". Y les alertó de tres grandes riesgos si caen en el error de ver "aburrido" ser sólo "un país normal". Las "cinco tareas" confluyen en los "tres riesgos" pues el ideario de conservadurismo político y liberalismo económico que Aznar presentó como legado político anticipado se apoya en tres elementos:
- Estabilidad constitucional. "La Constitución de 1978 es un éxito" y "es de todos". El "patriotismo constitucional" merece su "defensa activa" y consiste en "la lealtad y el compromiso activo con los valores democráticos recogidos en la Constitución y con las instituciones que hacen posibles nuestras libertades".
Y no hay que cambiarla, a juicio de Aznar, ni "utilizarla a conveniencia", ni hacer "interpretaciones o relecturas más o menos flexibles" con "propuestas que no caben dentro del marco constitucional". Además, "los ciudadanos deben saber con claridad qué proyectos pretenden la reforma de la Constitución y cuáles serían los efectos de tales propuestas". Cambiarla, o forzarla con "relecturas", es "propugnar la inestabilidad" que llevaría, según el líder popular, a que "la sociedad española se enfrente de nuevo con sus propios demonios históricos" al "dedicar su tiempo y sus energías a retroceder".
Como no hay que cambiar nada, "lo preciso ahora es ejercer con plenitud todas las atribuciones que la Constitución concede a las distintas instituciones", y "consolidar esta estructura de poder descentralizado".
- Modelo económico. Lo que nunca deberá hacer el PP es "volver a los impuestos altos, el gasto público desmedido y el control de la actividad económica en manos de los gobernantes de turno". Porque, según Aznar, hay una "correlación" entre la disminución del peso del sector público en ocho puntos y la creación de cuatro millones de empleos desde 1996. Por eso, no hay que volver al "pasado", es decir, a los Gobiernos del PSOE, que Aznar caracterizó ayer en "la hipertrofia de lo público, el desempleo, la falta de oportunidades y la carencia de iniciativas". La economía y la política social mejoran, dijo, con el empleo. Y éste sólo necesita "el entorno favorable" para que los empresarios inviertan.
- Participar en el mundo. España ya tiene, según Aznar, el "lugar que le corresponde a una democracia consolidada en una economía próspera". Ahora se trata de evitar, a toda costa, el tradicional aislacionismo: "Irse a la grada a ver cómo otros resuelven los problemas que nos afectan a todos".
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