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Entrevista:ANTÓN REIXA | Director | ESTRENOS

"A mis años, ya me gustaría encontrar un oficio"

Rocío García

Antón Reixa (Vigo, 1957) tiene la sensación de que le ha llegado la hora de tener una profesión, tras años de ser definido como un artista polifacético, dedicado a la música, a la escritura, a las performances, a la televisión.... "Lo digo de broma, pero es cierto que por sólo dar gusto a mi madre y a mis hijas, que llevan años diciendo que me busque una profesión, que deje de ser tan polifacético, tengo la sensación de que a mis años me gustaría encontrar ya un oficio definitivo y de que esto me vaya bien", dice Reixa. "Esto" es la dirección cinematográfica, con la que debuta hoy con el estreno de El lápiz del carpintero, basada en uno de los libros más exitosos de la literatura gallega, escrito por Manuel Rivas.

"He tardado muchos años en tomar la decisión de dirigir un largometraje. Soy un tipo muy disperso, pero me siento afortunado por ello. He hecho lo que me ha dado la gana, pero en el cine pensaba que no tenía una historia para 90 minutos". Hasta que llegó Manuel Rivas y le propuso adaptar El lápiz del carpintero. "Somos muy amigos" -dice Reixa, siempre de negro y siempre con el sombrero sobre la calva, refiriéndose a Rivas-, "nos conocemos hace más de veinte años, hemos confluido en muchas cosas que tienen que ver con la cultura y la política. Después del éxito cinematográfico de La lengua de las mariposas, Manuel, con una visión un poco patriótica, quería que su próximo relato en el cine fuera muy gallego. Y piensa en mí y me lo ofrece. Aunque el encargo me da mucho respeto, me libera de alguna manera ya definitivamente de complejos. Es mi hermano Rivas el que me dice que yo sea el director, y para mí es un mandato divino".

El lápiz del carpintero, de la que el propio Reixa es coguionista y coproductor, está protagonizada en sus papeles principales por Tristán Ulloa, Silvia Adánez y Luis Tosar. Ambientada en la Galicia de 1936, es una mezcla de melodrama romántico y carcelario, en el que un joven médico republicano, en los inicios de la guerra civil, es encarcelado. El filme entra en el interior de la prisión, donde el médico encuentra a un grupo de compañeros, con los que, a través de la fantasía y la imaginación, resisten las más duras adversidades, y sale al exterior para describir los intentos desesperados de su prometida por sacarle. "Es una historia de amor y de guerra", dice su director, "que narra cómo los sentimientos, las emociones, la conciencia o el amor no se aplazan incluso en las situaciones más adversas, que pueden llegar a determinar el comportamiento individual y colectivo, que te pueden volver héroe o cobarde".

Emoción y lírica

Hay dos cosas que Reixa tenía muy claras a la hora de abordar la adaptación cinematográfica de El lápiz del carpintero, novela que ha leído en gallego 78 veces. Fueron dos dogmas: preservar la emoción de la novela y su lírica. "La novela es muy cinematográfica, aunque Gutiérrez Aragón, toda una autoridad en nuestro cine, desistiera de hacerla asegurando que era inadaptable. La adaptación tenía un gran inconveniente porque el libro tiene una estructura narrativa que es como un puzle. Esto, que es muy fascinante en el libro, en términos fílmicos se puede convertir en un crucigrama incomprensible. También ese punto de realismo mágico de la obra de Rivas, en el que un personaje habla con un lápiz y el lápiz se convierte en la personalidad de otro que ha muerto. En el libro queda muy bien, pero en pantalla es una película de fantasmas". Así que Reixa decidió reconstruir linealmente la historia, siguiendo las convenciones del melodrama romántico

Ese galleguismo que Rivas le pidió transmitir en la película lo explica Reixa de manera muy particular y termina por unirlo con la tragedia del Prestige, en cuya lucha y denuncia han estado tan unidos él y Manuel Rivas. "Los gallegos tenemos una barricada de ironía que nos ha valido para aguantar, nos estamos convirtiendo en una mafia positiva de contadores de historias, de saber expresar lo que nos pasa. Tenemos todavía la capacidad de sorprendernos a nosotros mismos. La manera como hemos contado al mundo lo que nos ha pasado con la tragedia del Prestige nos está ayudando y nos va a ayudar cuando nos saquemos de encima lo que tenemos".

Reixa está convencido de que definitivamente la sociedad civil gallega ha pasado, tras el Prestige, de la paciencia a la conciencia. " A los gallegos nos falta un punto de coraje y cabreo, pero irreversiblemente en Galicia se ha producido un cambio que va a tener un reflejo, aunque todavía no tiene una expresión política. Los propios partidos políticos no expresan lo que nos ha sacado a la calle a cientos de miles de gallegos, pero ahí está el código. Ha habido un cambio en el código colectivo que ha roto nuestro escepticismo".

Y todo esto lo une a la historia de memoria y reencuentro con el pasado que late en El lápiz del carpintero. El realizador del filme, que se estrena hoy en 80 pantallas en España, tras confesar que ha descubierto la masacre y la represión que las fuerzas franquistas ejercieron en Galicia, asegura que esa misma sociedad que se retrata en la película, de gente progresista, moderna, democrática, es hoy el reflejo de los cientos de miles de gallegos que se han manifestado y han hecho públicas sus inquietudes personales y culturales y vitales tras la tragedia del Prestige. "Esa cosmología un poco trágica que tenemos nos ha paralizado muchas veces, hoy nos ha sacado a la calle", finaliza Reixa.

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