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Una epidemia "inquietante" y "difícilmente controlable"

La epidemia de neumonía atípica asiática está progresando entre la población mundial de manera "inquietante", y resulta en estos momentos "difícilmente controlable", según opina Jean-Claude Manuguerra, virólogo del Instituto Pasteur de París en unas declaraciones al diario Le Monde. Este científico forma parte de la red de investigación que ha permitido identificar en un mes al coronavirus responsable del síndrome respitario agudo grave (SARS, siglas en inglés).

"Nos encontramos en una fase ascendente de la epidemia, difícilmante controlable", señala Manuguerra, "y cabe temer que, a medida que se expanda entre la población, el virus encuentre la manera de mejorar su modo de transmisión, lo cual proporciona un carácter más y más contagioso a la enfermedad".

China es la clave de la evolución de la epidemia, pero un ejemplo de otro tipo de sociedad, como Canadá, no aporta tampoco buenas noticias: "En ese país se ha visto que el virus no tiene dificultad en implantarse". En efecto, sólo en Toronto -cinco millones de habitantes- y su provincia, Ontario, ha habido 14 muertes, se han confirmado 253 casos y hay más de 300 sospechosos, informa Efe. La mayoría de los enfermos son personas de entre 43 y 99 años. Las autoridades han puesto en cuarentena a unas 7.000 personas, e incluso la Iglesia católica ha suprimido la comunión con vino, los besos a crucifijos y el saludo con que los fieles se desean la paz dándose la mano en misa.

Con todo, el riesgo de contagio planetario "depende de la evolución en China", insiste Manuguerra. "Ahora se sabe que los primeros casos aparecieron allí a finales del 2002, y las autoridades eligieron ocultar el fenómeno en un momento en que, precisamente, habría sido posible contenerlo dentro de unos límites".

¿Cabe la posibilidad de que la neumonía se instale de forma endémica, tal como sucede con la gripe? "Todo dependerá del modo en que el organismo de las personas contagiadas reaccione a la infección vírica", responde Manuguerra. Según este experto, lograrán desarrollar resistencia a una nueva oleada epidémica si han creado abundantes anticuerpos y si el virus no es capaz de mutar genéticamente. "Pero en caso de no crear los anticuerpos suficientes", apunta Manuguerra, "se puede efectivamente temer que esta nueva enfermedad infecciosa se instale de manera endémica".

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