La primavera sonríe al Deportivo
La eficacia de Makaay y la fortuna permiten al conjunto de Irureta superar a un difícil Sevilla
Que tenga cuidado el Madrid: una conjunción astral de primavera ha empezado a conspirar a favor del Deportivo, que en dos semanas ha descontado cinco puntos al líder con la justa combinación del fútbol y un azar favorable. El Depor ya dejó atrás un invierno lúgubre, en el que se amontonaron las peores noticias. Ahora un sol de abril le sonríe incluso en tardes poco lucidas como la de ayer. Cada vez que el cuadro de Javier Irureta se metió en terreno pantanoso, por algún ataque de arrogancia o por el empuje del Sevilla, uno de esos equipos que nunca saca la bandera blanca, la fortuna acudió a su rescate. Y donde no alcanzó la suerte trepó el infalible Makaay.
Riazor abrió sus puertas con una sonrisa de oreja a oreja a una afición tan entusiasmada por el tropiezo del Madrid que entró al estadio sin hablar de otra cosa que de la mala noche de Zidane, Raúl y demás. Un espíritu del que se contagió el equipo, alegre y vital en el arranque, con ese aire distendido que siempre le proporciona Valerón. Se sabía que el rival era un grupo áspero, una legión de maquis con gran habilidad para la emboscada. Pero el Depor parecía dispuesto a imponer su rango cosiendo el fútbol. El plan le fue bastante bien durante veinte minutos, en los que el Sevilla estuvo agazapado, estorbando cómo podía el ir y venir del balón, siempre bajo gobierno blanquiazul. Y hubo ocasiones: en una de esas arrancadas, en vertical y por el medio, tan típicas de Sergio o en remates de Víctor, Makaay y César.
DEPORTIVO 3 - SEVILLA 1
Deportivo: Molina; Scaloni, César, Naybet, Capdevila; Sergio, Mauro Silva; Víctor, Valerón (Luque, m. 73), Fran (Amavisca, m. 71); y Makaay (Manuel Pablo, m. 83).
Sevilla: Notario; Njegus, Javi Navarro, Pablo Alfaro, David; Gallardo (Marcos Vales, m. 61), Casquero, Torrado (Daniel, m. 70), Fredi; Víctor Salas y Machlas (Antoñito, m. 46).
Goles: 1-0. M. 40. Víctor, a pase espléndido de Makaay.
2-0. M. 44. Makaay, de penalti.
2-1. M. 49. Antoñito, a centro de Fredi.
3-1. M. 69. Gran pase de Valerón para Makaay, que salva la salida de Notario.
Árbitro: Iturralde González. Expulsó a David (m. 65) y amonestó a Redondo (suplente), Pablo Alfaro, Víctor, Javi Navarro y Fredi.
Unos 30.000 espectadores en Riazor.
El Sevilla tuvo la virtud de no desesperarse y su constancia fue desgastando al Deportivo, que, por el contrario, sí empezó a impacientarse por la falta del gol. Con la crecida de la guerrilla sevillista, el cuadro de Irureta entró en una fase de confusión y vacilaciones. A nadie afectó más que a Valerón, intimidado por la turbia fama de algunos jugadores del Sevilla. Como el partido se equilibró, el Sevilla vio la ocasión de abandonar su actitud defensiva. Fue el primer momento delicado para el Depor. Y ahí se forjó la santa alianza entre la fortuna y la impasibilidad goleadora de Makaay.
Con el descanso ya muy próximo, el destino del partido se decidió en menos de un minuto, el tiempo de encadenar dos contragolpes. El primero fue sevillista y lo malogró Víctor Salas, que disparó a la estratosfera con toda la portería delante. Mientras el Sevilla se lamentaba, Molina sacó de puerta a toda prisa, Fran buscó el desmarque de Makaay por detrás de la defensa y el holandés acreditó su maestría y su aplomo para desenvolverse en el área. Entró muy escorado a la izquierda y su regate a Javi Navarro lo dejó sin ángulo para el disparo. Ni se inmutó. Con aire displicente, esperó un rato a que Víctor se incorporase en el palo contrario, volvió a sortear al defensa, esta vez regateando hacia fuera, y le puso el gol en la bota a su compañero. El Sevilla no tardó en comprobar que los astros no le iban a ser muy propicios. Un momento antes del intermedio, Njegus quiso despejar un balón que Capdevila controló entrando en el área y puso tanto ardor en el intento que le propinó una monumental patada en la cabeza. Penalti tonto, pero penalti. Otra ocasión para que, cómo no, Makaay llenase el saco.
El Deportivo creyó que todos sus problemas se habían acabado en ese momento y regresó del vestuario con un punto de arrogancia, dispuesto a vivir una segunda parte de picnic y siesta. Demostró conocer muy poco al Sevilla, que antes de capitular se parte el pecho con quien haga falta. Joaquín Caparrós, además, realizó un cambio providencial al ingresar Antoñito por el nulo Machlas. El recién llegado se asoció a Fredi desde el primer instante y entre ambos aceleraron el partido. El cambio de velocidad no tumbó al Depor por muy poco. Antoñito no se conformó con acortar distancias y sólo el poste le impidió lograr el empate.
El público empezaba a emitir señales de amotinamiento. Y la fortuna volvió a darse por aludida. David cortó con la mano un pase de gol de Makaay -que ahora también asiste- hacia Sergio y dejó a su equipo con uno menos. El horizonte quedó despejado de inmediato, sobre todo tras el gran pase de Valerón para el holandés, que resolvió el mano a mano ante el portero con una frialdad casi sobrehumana.
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