El capital español se abstiene en Argentina

El capital español no vota en las próximas elecciones presidenciales de Argentina, ni tampoco espera o teme grandes cambios. Ningún empresario extranjero manifiesta abiertamente sus preferencias, pero, en privado, algunos admiten su predilección por el ex presidente Carlos Menem y el liberal Ricardo López Murphy, los únicos que sostienen propuestas ortodoxas en materia económica.

Ninguno de los 19 candidatos, según las encuestas, ganará en la primera vuelta, algo inédito en la historia de Argentina

Menem, pese a la acusación de corrupción y la duplicación de la deuda externa en su Gobierno, surge como aspirante "posible"

Muchos ciudadanos argentinos creyeron que, tras la caída del Gobierno de Fernando de la Rúa, en diciembre de 2001, se avecinaría una renovación de la clase política. Los hechos borraron esa ilusión. De ahí la apatía que prevalece a sólo siete días de los comicios. Ninguno de los 19 candidatos, según las encuestas, ganará en la primera vuelta, algo inédito en la historia de Argentina. La confusión se ha contagiado a los inversores foráneos, entre ellos los españoles, que han decidido adoptar una postura de aguardar y ver no sólo quién gana sino qué medidas aplica el sucesor del presidente interino, Eduardo Duhalde.

Los dos partidos tradicionales se presentan divididos. El peronismo cuenta con tres candidatos, favoritos en las encuestas: Menem, conocido por la receta neoliberal que practicó en los noventa (su presidencia se extendió entre 1989 y 1999); Néstor Kirchner, el gobernador de la provincia petrolera de Santa Cruz, que promete políticas neokeynesianas y ha recibido hace sólo dos meses la bendición de Duhalde, y Adolfo Rodríguez Saá, que como gobernador de San Luis incentivó el desarrollo industrial y, como presidente interino -en la semana posterior a la renuncia de De la Rúa y anterior al acceso de Duhalde- declaró eufórico la suspensión de pagos de la deuda externa. La Unión Cívica Radical (UCR, de centroizquierda) respalda a un candidato que apenas alcanza el 2% de la intención de voto, pero dos ex afiliados figuran con alguna posibilidad de pasar a la segunda vuelta del 18 de mayo: Elisa Carrió, que se distanció del partido durante el Gobierno de De la Rúa criticando el modelo neoliberal y la corrupción; y López Murphy, un Chicago boy que duró dos semanas como ministro de Economía de De la Rúa después de proponer un fuerte ajuste del gasto público.

En las empresas españolas nadie habla públicamente de sus favoritos. Algunas no lo tienen. Otras sí. "Nuestra prioridad es que nuestros activos se optimicen y poner en marcha la capacidad ociosa", explica el presidente de una filial, consciente del efecto de cuatro años de crisis económica, una suspensión de pagos, la devaluación del peso y la ruptura unilateral de los contratos de las compañías privatizadas, que decidió Duhalde. "Los que han manifestado un proyecto de integración al mundo son Menem y López Murphy. Los otros no", diagnosticó el ejecutivo.

El presidente de Repsol YPF, Alfonso Cortina, no ve "riesgos políticos" en los aspirantes a la Casa Rosada. Ninguno "ha contemplado una actuación que cambie las condiciones de trabajo de Repsol YPF", según su titular. Por eso da por descontado que mantendrá un "diálogo constructivo" con el futuro presidente argentino.

Un directivo de un grupo español considera que López Murphy constituye el candidato "deseable" para el capital extranjero "por el programa económico y la transparencia de su gestión". Menem, pese a las acusaciones de corrupción y la duplicación de la deuda externa durante su Gobierno, surge como el aspirante "posible". Semanas atrás, el ex presidente comió en la Fundación Cámara Española de Comercio de la República Argentina (Fucaes), a la que están asociadas filiales de Agbar, BBVA, SCH, Endesa, Gas Natural, Repsol YPF, Prosegur o Telefónica. Entre todas han invertido 8.000 millones de dólares desde los noventa, lo que ha situado a España a la par de Estados Unidos como mayores inversores extranjeros en Argentina. El discurso de Menem despertó aplausos de pie. "Estaba como en su casa", describió un comensal. Ya lo conocen y lo consideran capaz de gobernar. El ex presidente respalda la economía de mercado, la apertura al capital extranjero y la recomposición de los contratos a las privatizadas.

Rodríguez Saá y Carrió figuran en el polo opuesto. "Son considera dos impredecibles, favorables a la intervención del Estado en la economía", opina una alta fuente de una empresa española. "Kirchner aparece en un término medio. No genera espanto, pero no es la solución. Es la continuidad de Duhalde y Roberto Lavagna [ministro de Economía]. Más vale malo conocido...", agrega el ejecutivo. Kirchner ha esquivado los encuentros con empresarios, pero Lavagna, su posible ministro, al menos les ofrece la garantía de que no reestatalizará compañías.

El resultado electoral determinará que la tercera economía latinoamericana "caiga en la mayor insignificancia o despierte una esperanza de mejoría", según el ejecutivo de una filial española. Las empresas reconocen que sus inversiones no dependen del triunfador de los comicios. "¿Quién creía en Menem en 1989 o en Lula [presidente de Brasil] el año pasado?", se pregunta el portavoz de una corporación.