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Reportaje:

Argal da la vuelta al curado

La empresa vuelve al beneficio dos años después de la venta de Sara Lee al equipo directivo

El Grupo Alimentario Argal ha resucitado su curado. Justo dos años después de que el equipo directivo comprara la empresa a la multinacional Sara Lee a través de una operación de management by out (MBO), el tercer fabricante español de embutidos y elaborados cárnicos ha vuelto a la rentabilidad gracias a un proceso de reorganización interna y a un plan de reducción de costes. Al cabo sólo de seis meses, la reestructuración ya se había traducido en un ahorro para la empresa de tres millones de euros.

Argal aprobará en breve una inversión de nueve millones en Badajoz para aumentar la producción de embutidos ibéricos
La empresa prevé en su nuevo plan estratégico dar entrada a un socio industrial bien posicionado en la producción porcina

"El mercado tenía dudas sobre la viabilidad de la operación porque, aunque la situación patrimonial era muy sólida, heredábamos una empresa con fuertes pérdidas en los dos últimos ejercicios", explica Antonio Escribà, presidente y director general de Argal.

A saber, cuando los nuevos ejecutivos tomaron las riendas de Argal en marzo de 2001, la cuenta de resultados arrojaba unos números rojos de casi 13 millones de euros. El equipo directivo -con Antonio Escribà y Josep Maria Orteu, el subdirector general, al frente- diseñó entonces un plan a tres años, focalizado en la simplificación de la estructura departamental y en la mejora de los circuitos internos de comunicación y toma de decisiones. Todo ello acompañado con una actualización de la gama de productos.

En su primer ejercicio, de sólo diez meses (de marzo a diciembre de 2001), la nueva dirección de Argal logró reducir las pérdidas a 1,15 millones de euros, y un año después, el primero de gestión completo, la compañía cosechó por fin un beneficio de 1,62 millones.

La dirección de Argal destaca que se ha llegado a este resultado sin dañar el negocio. La facturación de la empresa cárnica ha aumentado un 19,5% en apenas año y medio, al pasar de 88,7 millones de euros en junio de 2000 -Sara Lee cerraba el ejercicio fiscal a 30 de junio- a 106 millones el año pasado. Tras la permuta, Argal ha seguido manteniendo el tercer puesto en el atomizado mercado de los productos elaborados, con una cuota del 2,5%, según Escribà, que cita a la firma de estudios de mercado Nielsen, frente al 18% de Campofrío y el 7 % de El Pozo, y por delante de otros rivales como Tarradellas o Casademont.

Mejora informática

Tampoco se ha reparado en inversiones. La nueva dirección de Argal ha desembolsado más de seis millones de euros en mejorar los procesos informáticos y en la puesta en marcha de una nueva línea de loncheado rápido en Miralcamp (Lleida), donde Argal concentra, además de su sede central, la elaboración de jamón cocido, productos de ave, fiambres, salchichas, jamón curado y loncheados. La empresa dispone de otras dos fábricas en Lumbier (Navarra), una para la elaboración de embutidos curados y otra para elaborar patés en lata, además de un centro de producción de productos de cerdo ibérico en Fregenal de la Sierra (Badajoz).

Precisamente en este municipio extremeño, Argal tiene previsto aprobar en breve una inversión de nueve millones de euros para poner en marcha una instalación nueva con la intención de aumentar la producción de embutidos ibéricos, línea que actualmente aporta alrededor del 12% del negocio de la compañía. En sus tres centros, Argal produjo 27.500 toneladas en 2002, un 20% de las cuales corresponden a la fabricación de marcas blancas para la distribución, que en valor suman el 15% de la facturación. El 60% de las ventas de Argal corresponden a la gran distribución. El resto se reparte entre el sector de la restauración y el canal tradicional. En total, tiene más de 16.000 puntos de venta en activo.

El objetivo para este año es crecer otro 11% en facturación, hasta alcanzar los 118 millones de euros. Por ese motivo, y tras cinco años sin hacer publicidad, la empresa ha iniciado recientemente una campaña en televisión en la que invertirá dos millones de euros. "No tenemos presiones para retribuir a nuestros accionistas, por lo que hemos decidido reinvertir en la reconstrucción de la marca", según Escribà.

Tras la operación de compra-venta, el 53% del capital de Argal está en poder de 10 directivos, encabezados por sus dos máximos ejecutivos, y el 23% restante se lo reparten Pere Castellà, director general cuando se hizo el MBO, y el abogado Albert Sorroca, quien intermedió la operación con Caja Madrid.

Recuperada la rentabilidad un año antes de lo previsto, el equipo directivo de Argal está ya a punto de concluir la elaboración de un plan estratégico a cinco años, que establece la entrada de un socio industrial "que esté posicionado en los primeros eslabones de la producción porcina". Sobre la posibilidad de que sea Vall Companys (Lleida), el primer integrador español y uno de los primeros de Europa, como se estudia en el sector, Escribà asegura que "no estamos negociando con nadie".

Otra opción es salir de compras. "Podríamos hacerlo, pero en estos momentos no está en nuestros planes". La situación patrimonial de Argal es poco menos que envidiable. Tras haber asumido toda la deuda -de 69,72 millones de euros- Sara Lee, fruto básicamente del endeudamiento interno de la multinacional, la empresa cárnica tiene unos recursos propios de cerca de 50 millones de euros.

De protagonizar una operación en un sentido u otro, Argal conseguiría lo que sus antiguos dueños no lograron a pesar de sus numerosos intentos: formar un grupo cárnico de gran volumen en España, ubicado en Cataluña, un sueño que también persigue El Pozo.

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