Aspersor disuasorio
Una comunidad de vecinos de Barcelona instaló un sistema de riego para evitar que los indigentes durmieran debajo de los pórticos que hay frente a su finca
A un problema, una solución. Así de simple. Esto pensó hace un año la comunidad de vecinos de un inmueble de la plaza de Vicenç Martorell, en el distrito de Ciutat Vella en Barcelona. Llevaban mucho tiempo quejándose de la suciedad que dejaban los indigentes que solían dormir frente a su portal y decidieron que tenían que tomar medidas para evitarlo. Hasta ahí, ningún problema. El sistema ideado, sin embargo, ha suscitado polémica. Un singular aspersor colocado en el soportal frente a la puerta de entrada deja caer agua periódicamente para evitar que los indigentes se acurruquen entre los cartones y pasen allí la noche.
La medida fue aprobada por la mayoría de los ocho vecinos que viven en la finca en marzo del año pasado. Cinco votaron a favor; dos, en contra, y uno se abstuvo. Desde entonces, todos los días -de diez de la noche a seis de la mañana-, este particular sistema de riego deja caer cada hora y durante 30 segundos una peculiar cascada de agua. Un temporizador se encarga de cumplir religiosamente el horario.
"Me parece una idea totalmente retrógrada. Hay que buscar otras medidas para evitar que los que no tienen donde dormir lo hagan aquí en la calle", dice Hortensia Celadilla. Ella vive en el tercer piso del inmueble y es una de las dos vecinas que desde el primer momento se opusieron a la instalación del aspersor. Presentó una denuncia ante la sede del distrito -de la que la separan unos diez metros- por considerar que la medida adoptada era ilegal. "El espacio de los pórticos es de propiedad privada pero de uso público, por eso es ilegal. No nos podemos tomar la justicia por nuestra propia mano", añade. Mientras, la comunidad amenazó con denunciarla por morosa porque no quería pagar los 90 euros que le costó a cada vecino la instalación del aspersor. Decidió pagar para no tener problemas.
El Ayuntamiento de Barcelona considera que la comunidad no tenía autorización para instalar esta barra metálica con agujeros a modo de aspersor y ha ordenado su retirada. Los vecinos han decidido recurrir contra la orden, según el presidente de la comunidad. En una notificación fechada el pasado 7 de marzo, el Distrito de Ciutat Vella comunicó al administrador de la finca que debían retirarse de la vía pública "los elementos no autorizados consistentes en la instalación, no autorizada, de aspersión de agua dentro de los pórticos de la fachada principal de la finca, de funcionamiento intermitente y sin aviso, y que puede mojar a cualquier transeúnte que pase por la acera debajo de los pórticos". "Quiero que el Ayuntamiento se moje y diga si es legal o no, y no simplemente que no está autorizado", añade Hortensia. A pesar de la orden de retirada, el aspersor no ha dejado de funcionar en ningún momento.
Una vecina que prefiere mantener el anonimato se muestra "totalmente a favor" de la medida y está "satisfecha" porque desde que se instaló el aspersor los indigentes ya no duermen delante de su portal. Ahora se han trasladado unos metros más allá, a la finca de al lado, pero esto parece no importarle. "Los vecinos de los otros edificios que también tienen este problema nos felicitaron. Allá ellos si no hacen lo mismo", comenta. "No tengo nada en contra de la gente que duerme en la calle. El problema está en la suciedad y en los malos olores", añade la vecina, quien afirma no saber nada de la notificación del Ayuntamiento. "El gerente del distrito se reunió con uno de los vecinos e incluso lo felicitó", sostiene. El vecino en cuestión rehusó responder a las preguntas de este periódico. El presidente de la comunidad, Miquel Rodés, dice que ellos están "cumpliendo con el derecho cívico de mantener la plaza limpia y en orden" y que no tienen que "pedir permiso a nadie porque se trata de una propiedad privada".
El Ayuntamiento estudia el recurso para determinar si el aspersor es legal. "Se trata de un elemento que se ha colocado en un espacio privado pero que puede afectar a la vía pública. Ahora nos toca estudiar su legalidad", afirman en el Distrito de Ciutat Vella.
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