Italia espera lograr ahora su recompensa por el apoyo a Bush

La caída de Bagdad ha despejado no pocas incógnitas en Italia y ha vuelto más locuaces a los responsables políticos del país. Se acabaron los silencios sobre el conflicto y las posiciones ambiguas en el Ejecutivo, que ayer se felicitó por "la liberación del pueblo iraquí". Según el titular de Exteriores, Franco Frattini, Italia espera participar en la pacificación y la reconstrucción de Irak, recogiendo el fruto de lo que él mismo llamó "una elección impopular y dolorosa", en referencia a un apoyo a la invasión que nunca ha sido ni explícito ni categórico. "Quizás podríamos haber hecho algo más", admitió el primer ministro, Silvio Berlusconi, "pero en Italia la prudencia es rentable", y además, "había que tener en cuenta la posición del Papa, que está en casa ".

La Secretaría de Estado Vaticana (principal órgano de gobierno de la Iglesia católica) difundió también un comunicado dándose por enterada de que la guerra entra en su fase final. La Santa Sede expresa su esperanza de que las "operaciones militares" en Irak "terminen pronto", y señala ya otra tarea urgente a los iraquíes y a la comunidad internacional, para que, una vez terminada la guerra, "sepan construir una era de paz en Oriente Próximo".

Las imágenes de los tanques estadounidenses atravesando el centro de Bagdad entre aplausos de los iraquíes han tenido impacto también en la oposición política. Desde el miércoles han remitido las descalificaciones más duras contra la guerra "ilegal" de Estados Unidos, al menos en los sectores de la izquierda moderada. El nuevo lema es ricucire, es decir, "recoser", recomponer las fracturas, los desgarrones que ha provocado el conflicto entre Gobierno y oposición y, sobre todo, en el seno del centro-izquierda. El ala radical del principal partido de izquierda (los Demócratas de Izquierdas) se ha alineado casi con quienes auspiciaban una guerra larga y dolorosa por el elevado coste político que habría tenido para EE UU.