Parodia sosa
Creador de un personaje, Mr. Bean, que es algo así como la envidia pequeñoburguesa hecha ser humano; cultor de un humor en el que se dan la mano la sutileza del gesto contenido, casi mudo, con el gag visual de grueso calibre, todo aderezado con ingentes cantidades de mala uva, el británico Rowan Atkinson ha labrado, desde la década de los setenta, una sólida fama televisiva, tanto como para haberse convertido en el cómico británico por excelencia. No ha tenido pareja suerte en el cine, al cual se ha adaptado alguna de las andanzas de su personaje más famoso. Y es de temer que, a la luz de la sosa parodia que interpreta en esta Johnny English, su suerte en este campo no vaya a cambiar.
JOHNNY ENGLISH
Director: Peter Howitt. Intérpretes: Rowan Atkinson, John Malkovich, Natalie Imbruglia, Ben Hiller, Douglas Mc Ferran. Género: comedia. Reino Unido, 2003. Duración: 90 minutos.
En el filme de Howitt, Atkinson interpreta a una suerte de continuador de Mr. Bean, un imposible agente secreto que es, en realidad, un oscuro y más bien ineficaz funcionario. El registro no es tanto el del cine cómico cuanto el de la parodia, en este caso, de las aventuras de James Bond, con unas gotas de Peter Sellers y su desopilante, y no menos torpe, inspector Clouseau. Metido en un juego que siempre lo supera, pero incapaz de reconocer que él no es el hombre llamado a cumplir lo que se le ordena, English se ve envuelto en un creciente embrollo, detrás del cual campa, como es de ley tratándose de una parodia bondiana, la sombra de un hipervillano, a quien un John Malkovich tal vez con necesidad de llegar desahogado a fin de mes -de otra manera no se puede entender qué hace en una película así- aporta su indiscutible carisma.
Gracia relativa
La cosa tiene una gracia muy relativa. En parte porque, como ocurre con la carrera de muchos cómicos encorsetados en un único personaje, el efecto de déja-vu y repetitivo de sus actuaciones es demasiado ominoso. Pero en parte, y esto es mucho peor aún, porque el guión no aporta ni consistencia ni credibilidad a la trama, que descansa por completo en las meteduras de pata del personaje, en su desparpajo, y poco más, dejando completamente fuera de la película a quien no sea un seguidor desaforado, me temo que un tanto irracional, del cómico.
Babelia
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