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AMÉRICA LATINA

Un nuevo episodio del 'culebrón' financiero

Argentina vuelve a retrasar la compensación a los bancos por la pesificación de los depósitos

Alejandro Rebossio

Quizá algún que otro país democrático adopte medidas impopulares en plena campaña electoral. Argentina no es el caso. El Gobierno del peronista Eduardo Duhalde encendió la ira de los bancos cuando esta semana postergó una vez más la compensación del Estado a esas entidades por la pesificación asimétrica de los depósitos y créditos en dólares, que descuajeringó sus balances. El sistema financiero precisa esta medida para volver a funcionar con normalidad, es decir, para que renazca el crédito. Duhalde está de acuerdo con resarcir a los bancos mediante bonos por 2.966 millones de dólares, con un plazo de 10 años y un tipo de interés variable, pero no antes de los comicios presidenciales del próximo día 27. En lugar de resolverlo por decreto, optó por demorar la decisión enviando un proyecto de ley al Congreso, donde difícilmente se apruebe antes de que asuma el poder el nuevo jefe de Estado, el 25 de mayo.

Los peronistas piensan que la compensación a la banca no sería bien vista por una sociedad que ha padecido el 'corralito'

Esta historia se origina en la crisis financiera de 2001, que derivó en el corralito (congelación de depósitos), la suspensión de pagos de la deuda pública -que supone el 60% de los activos de los bancos argentinos- y la devaluación del 66% del peso. En enero de 2002, a poco de iniciarse su Gobierno interino, Duhalde dispuso la conversión de dólares a pesos de los depósitos congelados (el llamado corralón) y de los créditos. Cada dólar ahorrado se convirtió en 1,40 pesos ajustados por un coeficiente de estabilización de referencia (CER), similar a la inflación minorista. Este indicador subió el 43% desde ese entonces. No obstante, miles de ahorradores presentaron recursos de amparo ante los tribunales y así consiguieron que los bancos les pagaran sus depósitos redolarizados. El dólar cotiza en la actualidad a 2,92 pesos, después de rozar los cuatro a mediados del año pasado. En cambio, cada dólar prestado pasó a valer un peso ajustado, según el tipo de deudor, por el CER o por un coeficiente de variación salarial (CVS), que apenas se elevó el 2,74%.

Pesificación asimétrica

El Gobierno decidió esta pesificación asimétrica de depósitos y créditos para rescatar a empresas y particulares endeudados y con dificultades para saldar sus cuentas en plena depresión económica y ante una fuerte devaluación. El coste de este desajuste y el de la redolarización de ahorros por fallos judiciales ha sido asumido por ahora por los bancos, pero Argentina acordó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que recaerá sobre las espaldas del Estado en quiebra.

El convenio del Gobierno de Duhalde y el FMI se firmó en enero de 2003, un año después de iniciadas las conversaciones. Desde entonces, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, y las dos patronales del sector bancario argentino vienen discutiendo sobre la compensación a las entidades. Lavagna diseñó semanas atrás un decreto que solucionaba tres cuestiones del sistema financiero: abría por anticipado el corralón -en lugar de esperar hasta 2005- y compensaba con un bono a los ahorradores por el perjuicio de la pesificación; creaba un plan de pagos de los redescuentos que el banco central prestó a las entidades en el peor momento de la crisis, y resarcía con títulos a los bancos por el desfase de sus balances. Sin embargo, Duhalde eliminó este último aspecto del decreto, que entró en vigencia el martes pasado. El presidente conversó con sus asesores políticos y su candidato a sucederlo, Néstor Kirchner, sobre la cuestión. Coincidieron en que la compensación a la banca no sería bien vista por una sociedad que ha padecido el corralito y podía generar críticas de los otros aspirantes a la Casa Rosada.

Las entidades financieras se indignaron porque deberán devolver los ahorros y comenzar a abonar los redescuentos sin un panorama claro de saneamiento de sus balances.

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