Las familias de las mujeres asesinadas en La Concepción se unen para denunciar al hospital
Uno de los seis heridos, de 76 años, permanece ingresado en la UCI en estado crítico
Las familias de las dos mujeres asesinadas el pasado jueves en la Clínica La Concepción de Madrid por la médica residente Noelia de Mingo Nieto, de 31 años, presentarán una querella conjunta contra la dirección del centro. Según los familiares de ambas víctimas, los responsables de la clínica conocían perfectamente los desequilibrios mentales que sufría la facultativa y que derivaron en un brote psicótico en el que acabó a puñaladas con la vida de su compañera Leila El Ouamaari, de 26 años, y de la paciente Jacinta Gómez de la Llave, de 72. La dirección de La Concepción rechazó esta versión.
Los hechos ocurrieron alrededor de las 14.25 del jueves, cuando la residente Noelia de Mingo, que supuestamente padece esquizofrenia, atacó a cuchilladas a ocho personas en la unidad 43 de la tercera planta de la clínica, dedicada a medicina interna. La residente, especializada en reumatología, asestó una puñalada por la espalda a Leila El Ouamaari, que falleció tras entrar en parada cardiorrespiratoria. El resto de trabajadores y de pacientes intentaron detenerla, pero, presa de su furia homicida, comenzó a pegar cuchilladas a diestro y siniestro. Hirió gravemente a la paciente Jacinta Gómez, a la que asestó siete puñaladas. Murió mientras estaba siendo intervenida. Otras siete personas resultaron heridas, dos de ellas están en estado crítico.
El novio de la médica residente fallecida, Fernando Alberca, reiteró ayer en el Instituto Anatómico Forense de Madrid que la familia de El Ouamaari tiene intención de querellarse contra la dirección de la clínica y la homicida: "Vamos a tomar medidas, máxime sabiendo que esta chica no podía ver a pacientes desde hacía dos días. El director médico [Manuel de Oya] dijo que no sabía nada y eso que él es psiquiatra y lleva el área de psiquiatría. Es decir, se trata de una persona a la que no se deja ver pacientes y no se la está tratando. Es increíble", concluyó Alberca.
Algunos familiares de El Ouamaari reclamaron ayer el cuerpo de la médica fallecida. Visiblemente afectada por la pérdida de su hija, la madre tuvo que ser conducida en todo momento por otros parientes, ya que casi no podía ni andar.
El hijo de Jacinta Gómez de la Llave, Francisco Javier Huertas, también reiteró que acudirán a los tribunales ante la negligencia de la dirección del centro: "Nos hemos reunido los tres hermanos y desde luego emprenderemos acciones legales contra el hospital y contra la médica". El hijo se preguntó cómo era posible que De Mingo "estuviera operativa cuando estaba mal". "Ha matado a dos personas, pero podía haber matado a muchas más. No es normal que una persona que no esté bien atienda a pacientes. Debería estar en un psiquiátrico", añadió. Huertas mostró su intención de reunirse con los familiares de El Ouamaari y los otros heridos para iniciar una querella conjunta, informa Álvaro de Cózar.
La versión facilitada por la dirección de la clínica niega que la médica homicida hubiera estado de baja recientemente. Según informaron fuentes del centro, la facultativa causó baja por una enfermedad común en agosto de 2002, que no tuvo nada que ver con problemas psiquiátricos. La dirección de la clínica decidió abrir un expediente informativo paralelo a la investigación judicial para estudiar los hechos, según infomaron fuentes de la dirección del centro. La Fundación Jiménez Díaz, que dirige la clínica, sostiene que el jefe de su unidad no había recibido quejas sobre su comportamiento y afirma que no había dejado de tratar a pacientes.
Mientras, anoche continuaba en estado crítico el esposo de una ingresada, Félix Vallés, de 76 años, que sufrió múltiples heridas penetrantes por arma blanca en el tórax, entre ellas, desgarro de la vena aorta. El paciente seguía inestable y con soporte vital avanzado.
Ligera mejoría
Los otros tres pacientes habían experimentado una ligera mejoría, según el parte médico facilitado por la dirección médica del centro. Una enfermera de 37 años a la que De Mingo asestó dos puñaladas en el tórax y que sufrió una pérdida masiva de sangre continuaba estable dentro de la gravedad. Una auxiliar de clínica de 51 años herida se encontraba muy grave y requería ventilación asistida. Fue apuñalada por la médica residente en el tórax y en las manos. Sufrió un shock hipovolémico-hemorrágico. Por último, una enfermera de 39 años que recibió un puñalada en el hemitórax izquierdo tenía un pronóstico menos grave.
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