Jessica Lynch, ex prisionera de guerra
Un comando de EE UU libera a una mujer de 19 años de un hospital iraquí
Jessica Lynch, de 19 años, se alistó en el Ejército para costearse los estudios. Salió por primera vez de EE UU en enero para viajar a Kuwait. El 23 de marzo, cuando conducía un camión cisterna, el convoy en que viajaba sufrió una emboscada en Nasiriya; Jessica, junto a otros 11 soldados, fue dada por "desaparecida en combate". En la noche del martes, unidades de élite estadounidenses la sacaron de la cama de un hospital de campaña de las fuerzas iraquíes y la devolvieron, herida pero viva, a territorio kuwaití.
Lynch fue trasladada anoche a la base militar de EE UU en Ramstein, Alemania. La soldado será atendida de sus heridas en Landstuhl, el mayor hospital militar estadounidense en Europa, antes de ser trasladada a Estados Unidos.
Fue la primera operación de salvamento efectuada por Estados Unidos en territorio enemigo desde que comenzó la invasión, el 20 de marzo. El capitán Jay La Rossa, de la Unidad Expedicionaria 15 de los marines, dijo ayer que Jessica Lynch tenía las dos piernas y un brazo fracturados y había sufrido varias heridas de bala. Su estado era grave, pero no se temía por su vida. Médicos civiles iraquíes la habían atendido correctamente durante su cautiverio.
El rescate fue posible, según fuentes del Pentágono, porque uno de los espías de la CIA infiltrado tras las filas iraquíes transmitió información sobre el paradero exacto de la prisionera.
El martes, al caer la noche, los marines lanzaron un ataque de distracción en las cercanías de Nasiriya, mientras que un equipo compuesto por rangers y seals, dos cuerpos especializados en operaciones de alto riesgo, marines y pilotos de la Fuerza Área, asaltaban el centro sanitario hospital Sadam. Médicos y pacientes del establecimiento salieron con las manos en alto en cuanto oyeron el tiroteo que precedió a la entrada del equipo de rescate.
El general Vincent Brooks, portavoz del mando central de las fuerzas estadounidenses en Qatar, aseguró que no hubo víctimas en la operación. El general de marines Rick Natowski, al mando del rescate, explicó que tras instalar a Jessica Lynch en una camilla e inspeccionar el edificio, donde fueron halladas unas pistolas, deseó a médicos y pacientes "un pronto retorno a la normalidad" y ordenó la retirada. El hospital, según Natowski, era un edificio relativamente moderno en un área desértica, con los cristales rotos por los bombardeos, pero bien equipado.
En la incursión fueron hallados dos cuerpos en el depósito de cadáveres y otros nueve en una fosa común. "Tenemos razones para sospechar que pueden ser estadounidenses", declaró en la sede del comando central en Qatar el capitán Frank Thorp. Los 11 cadáveres fueron cargados en helicópteros Black Hawk y enviados a Kuwait para ser examinados por forenses. En la emboscada del 23 de marzo cayeron prisioneros cinco soldados estadounidenses que fueron mostrados poco después por la televisión iraquí. Otros dos resultaron muertos y cinco, entre ellos Jessica Lynch, fueron considerados "desaparecidos en combate".
El domingo, la coronel médico Rhonda Cornum, prisionera de guerra de los iraquíes en 1991, explicó en una entrevista a The Washington Post las circunstancias de su cautiverio. Pese a tener ambos brazos rotos, fue violada repetidamente mientras era trasladada desde el frente a una prisión militar. Después, sin embargo, fue tratada con corrección hasta ser puesta en libertad ocho días más tarde, en cuanto se firmó el alto el fuego. El testimonio de la coronel mantuvo la esperanza de la familia Lynch.
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