22 obras recuerdan en Bilbao la diversidad de Manuel Ángeles Ortiz
El vanguardista andaluz peteneció al círculo de García Lorca y a la Escuela de París
La galería Juan Manuel Lumbreras (Henao, 3), de Bilbao, presenta hasta el 19 de abril una exposición de 22 obras del pintor de la Generación del 27 Manuel Ángeles Ortiz (Jaén, 1895-París, 1984) que recuerda toda su diversidad. Son dibujos y pinturas de madurez que muestran los paisajes de su tierra natal y formas inspiradas en la Alhambra, junto a los juegos abstractos de sus collages y obras de pequeño formato que revelan sus influencias vanguardistas.
Las obras proceden de distintas etapas que abarcan buena parte de la madurez de su carrera, desde dibujos realizados con bolígrafo hacia 1940 hasta collages de la década de los 80. Javier Moya escribe en el catálogo de la exposición que la obra más antigua, un paisaje costero, es muy representativa del trabajo que realizó durante su exilio en Argentina: representacionesde la naturaleza sin rastro de presencia humana.En la colección destacan varios óleos sobre tabla, de pequeño formato, en los que el artista aprovechó las texturas de la madera al representar la figura humana. Algunos dibujos "parecen tanteos de obras más ambiciosas", señala Moya, "rasguños preparatorios para pinturas de mayor formato".
La antológica organizada por el Reina Sofía en 1996 para conmemorar el centenario del nacimiento del pintor dejó patente la dificultad de encuadrar su obra, básicamente porque apostó desde el inicio de su carrera por la diversidad. En esa trayectoria siguió el consejo que le dio su amigo Picasso: "No dejes nunca de ser aquello que te pase por la cabeza". Así cultivo la estética del clasicismo moderno y las primeras vanguardias, especialmente el cubismo.
"Ahora con dulzura y antes con chinchones y pedradas, pero siempre igual. Mi vida es la de alguien que ha querido estar siempre en primera línea, no en retaguardia", decía el artista dos años antes de morir de un cáncer de páncreas.
Con cuatro años se trasladó con su familia a Granada. Allí vivió su infancia y juventud, entrando en contacto con el grupo de intelectuales y artistas creado alrededor de Falla y García Lorca. En 1922, con una carta de presentación para Picasso escrita por Falla, viajó a Francia, donde se integró en el grupo de artistas españoles de la Escuela de París. Tras este contacto inicial, su amistad con Picasso fue ya determinante en toda su creación.
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