Empresas de EE UU van a gestionar 1.900 millones en Irak

Estados Unidos dedicará alrededor de 900 millones de dólares en un año a la reconstrucción de Irak por compañías internacionales, según estimaciones de Andrew Natsios, director de la Oficina de Desarrollo Internacional (USAID). Una cantidad semejante irá directamente a firmas norteamericanas, que serán responsables de gestionar un total de 1.900 millones presupuestados por Washington para reconstrucción tras la guerra.

La mitad de las sumas del negocio que pueden esperar terceros países se concederá en licitaciones abiertas gestionadas por las sociedades estadounidenses.

El presupuesto complementario de 74.700 millones de dólares solicitado por George W. Bush al Congreso contiene 2.400 millones para ayuda humanitaria y reconstrucción de Irak en los próximos doce meses. "Nunca habíamos gastado tanto en un año en un país. El único precedente podría ser el Plan Marshall [plan de ayuda para la reconstrucción de Europa tras la II Guerra Mundial], que fue para muchos países", dijo ayer Natsios, al dar cuenta de que 543 millones irán a ayuda humanitaria, y el resto, casi 1.900 millones, a tareas de reconstrucción.

Por ley, todos los fondos derivados del presupuesto y pagados por los contribuyentes deben ir a las arcas de compañías norteamericanas, salvo que necesidades de seguridad nacional recomienden la eliminación de esta exigencia. Es lo que Natsios va a hacer para Irak. "La experiencia pasada demuestra que las compañías nortamericanas sólo cubren la mitad de los proyectos, así que esperamos que en Irak el 50% del presupuesto vaya a subcontratas de empresas de cualquier otro país", indicó el director de la USAID, que evaluó en unos 900 millones de dólares los fondos que pueden ir a terceros.

Todos los proyectos de reconstrucción serán concedidos a un corto número de grandes firmas de Estados Unidos, con experiencia en trabajos con la Administración. Estas sociedades sacarán a concurso los proyectos que consideren y responderán de su cumplimiento.

"La ONU coordinará la reconstrucción, pero no la ejecutará", dijo Natsios, quien, consciente del recelo que el control norteamericano del proceso suscita, invitó a otros países a contribuir también con fondos a la reconstrucción y permitir que empresas de Estados Unidos compitan por contratos.

Natsios comentó que la campaña militar trata de no dañar la infraestructura civil de Irak y que "los planes de reconstrucción van dirigidos a sistemas de agua, colegios, hospitales... que han sido abandonados en los últimos años por el regimen iraquí, que dedicaba el grueso del presupuesto al rearme". Puso el ejemplo de las 250 plantas purificadoras de agua de Irak, que carecen de cloro y de sistemas de filtrado.

La ministra de Asuntos Exteriores española, Ana Palacio, dijo el martes en Washington que "se da por hecho" que empresas españolas van a participar en la reconstrucción de Irak, "dada la experiencia acumulada en Bosnia, Kosovo, Mozambique y Timor". Palacio dijo que había hablado con su homólogo norteamericano, Colin Powell, de arbitrar los pasos para esa cooperación y del deseo español de que participe la ONU.

Pese a este tipo de declaraciones, las empresas europeas no tienen muchas esperanzas de beneficiarse de la reconstrucción, y menos las de países que se opusieron a la guerra, como Francia y Alemania. Además, muchas compañías prefieren esperar acontecimientos y no parecer demasiado ansiosas por sacar tajada de una guerra.