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El espionaje a seis países de la Unión Europea empezó en 1995

La primera investigación descarta que EE UU espiara en Bruselas

Carlos Yárnoz

El espionaje al que han sido sometidas seis delegaciones nacionales en el Consejo de la UE comenzó en 1995, el mismo año en que fue inaugurado el edificio en el que se celebran numerosas reuniones de consejos de ministros de la Unión y, en los últimos años, varias cumbres europeas. Los investigadores llegaron de inmediato a esa conclusión porque algunos micrófonos utilizados por los espías estaban encastrados en el mismo cemento de las paredes originales de determinadas zonas del Consejo, según informaron ayer fuentes oficiales.

Los países espiados son España, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Austria. Es decir, los cinco Estados más grandes y poderosos de la UE, además de Austria. Los servicios secretos de esos seis países han realizado por separado investigaciones al respecto y varios de ellos creen haber llegado a la conclusión del origen de las escuchas: "No es Estados Unidos, sino uno de sus mejores aliados en el mundo, aunque hay que esperar al final de los análisis", señaló ayer una destacada fuente diplomática, que enseguida aclaró que no se trata de un país europeo.

Los investigadores han tenido relativamente fácil su trabajo. Los micrófonos se descubrieron el pasado 28 de febrero tras detectarse problemas en una línea telefónica. Enseguida encontraron micrófonos en las líneas de la centralita, pero también en despachos usados por esas delegaciones. Esos micrófonos se activaban cuando en las proximidades se producía cualquier ruido o sonido. En lugar de desmontarlos, los investigadores avisaron a los afectados y se dedicaron durante días a seguir "el rastro" de las escuchas hasta descubrir en qué zonas se grababan las conversaciones. Eso hicieron hasta que la noticia trascendió el día 20, un día antes de la cumbre que se celebró en el mismo edificio.

Futura denuncia

Ahora, los servicios de seguridad del Consejo están a la espera de que concluyan las distintas investigaciones para presentar después una denuncia ante los jueces belgas. Un portavoz de uno de los países afectados dijo que su país está más preocupado por las informaciones "de tipo comercial" a las que han podido tener acceso los espías que por las conversaciones políticas que hayan podido conocer.

Los micrófonos tenían dispositivos para poder transmitir las señales en un radio de varios centenares de metros alrededor del edificio del Consejo.

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Las investigaciones que se han hecho en estos días han afectado a empresas que participaron en la construcción del edificio, y sobre todo a las que estuvieron en relación directa con el montaje de las líneas telefónicas y de telecomunicaciones. También han sido investigadas empresas que, en los primeros años tras la inauguración, tuvieron contratos de mantenimiento de las telecomunicaciones. Al menos una de ellas no era europea. Distintas fuentes aseguraron que "las zonas securizadas" del edificio, como la de la secretaría general o la de recepción de informaciones clasificadas de la OTAN, no han sido afectadas por los pinchazos.

El canciller alemán, Gerhard Schröder (izquierda), y el presidente francés, Jacques Chirac, en enero pasado.
El canciller alemán, Gerhard Schröder (izquierda), y el presidente francés, Jacques Chirac, en enero pasado.AP

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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