Una guerra con amplio apoyo

Los expertos sostienen que existen muchas diferencias entre 1991 y 2003. Hace 12 años, la comunidad internacional rechazó en bloque la invasión iraquí de Kuwait; en la actual, las diferencias eran tanto de objetivos (desarmar a Irak / cambiar el régimen) como de estrategia (dar tiempo a los inspectores / declarar a Sadam Husein fuera de la ley). En 1991, el padre del actual presidente estadounidense logró el apoyo unánime del Consejo de Seguridad para iniciar la guerra y formó una amplia y sólida coalición militar en la que participaron países árabes tradicionalmente antiamericanos como Siria. En la actual, EE UU no ha obtenido el apoyo en la ONU de aliados como México y Chile y se ha visto forzado a retirar una resolución que le autorizara el uso de la fuerza contra Irak.

En 1991, Bush padre envió a los altos cargos de su Administración a numerosos países para forjar el consenso mundial. Un ejemplo es Turquía. El secretario de Estado, James Baker, viajó tres veces a ese país en 1991. Bush padre conversó por teléfono más de 55 veces con el líder turco, recuerda en el The Washington Post Morton Abramowitz, entonces embajador de EE UU. En 2003, no ha habido visita alguna. Tampoco a los países que forman el Consejo.

Otro ejemplo es Francia. En 1991, París envío tropas al Golfo; en 2003, amenazó con vetar cualquier texto que autorizara la intervención armada. El presidente George W. Bush no ha intentado convencer a su homólogo francés Jacques Chirac. De hecho, lleva seis semanas sin hablar con él.

La cumbre de las Azores, en la que se dio el visto bueno para el ataque, fue el primer encuentro exterior de Bush con líderes de otros países. En la última semana antes de la guerra, el británico Tony Blair habló por teléfono con 30 jefes de Estado y el ministro francés de Exteriores, Dominique de Villepin, viajó a los tres países africanos del Consejo de Seguridad de la ONU. En el último fin de semana, Bush no viajó ni llamó. No era necesario: todo estaba decidido.

Harry Reid, senador demócrata por Nevada y número dos de su partido en la Cámara Alta, califica la situación de fracaso diplomático: "EE UU, la única superpotencia, ha sido incapaz de lograr nueve votos en el Consejo de Seguridad". Ése era el objetivo antes de la cumbre de las Azores: conseguir una mayoría moral para dejar en evidencia a Francia y Rusia en el ejercicio de su veto.

Un alto cargo de la Administración de Bush de 1991, que cita The Washington Post, explica el motivo del fiasco: "Han empleado tácticas unilaterales dentro de una estrategia multilateral; si tu plan es buscar apoyos dentro de la ONU tienes que moverte con tácticas de la ONU". El senador demócrata Jospeh Biden, citado en el Post, es más rotundo: "Desde agosto, el presidente ha conducido dos estrategias incompatibles": las inspecciones según el patrón de la ONU y la guerra unilateral sin la ONU.