Una historia de franquicias
Para abrir un restaurante Subway, el inversor debe abonar 10.000 euros y aportar el local
Joaquín Gómez ha decidido transformar lo que antes era una sucursal bancaria en un establecimiento de comida rápida. Y ha elegido invertir en una franquicia de Subway, una cadena especializada en bocadillos muy conocida en Estados Unidos, con más de 18.000 restaurantes en todo el mundo, que no acaba de despegar en España, donde la cadena tiene 30 establecimientos.
Cuando alguien decide invertir en una franquicia de este tipo lo más importante es el local. Joaquín Gómez, que tardó alrededor de medio año en encontrarlo, parece haber acertado con el suyo. Subway le dió el visto bueno.
Con capacidad para 60 comensales, el establecimiento es visible desde la calle Goya, una de las más transitadas de la capital por su actividad comercial. Pero la entrada está en una perpendicular, lo que reduce de forma considerable su alquiler. Paga por él 3.005,1 euros al mes y calcula que si estuviera en Goya, no bajaría de los 21.000. A este gasto estructural, el jefe, como le llaman sus tres empleados a tiempo completo, debe añadir las nóminas -1.081,8 euros incluida la seguridad social, calcula-, las facturas y los royalties que está obligado a abonar a la franquicia: el 10,5% de las ventas. De esa cantidad, el 2,5% se destina promocionar la marca a través de campañas de publicidad y otro tipo de promociones. Gómez asegura que ese porcentaje es muy inferior al que pagan los reyes de la comida rápida en España, como McDonald's o Burger King.
La cadena tiene más de 18.000 establecimientos en todo el mundo. En España aún no ha despegado y cuenta con 30 locales
Antes de abrir el local, el empresario tuvo que pagar 10.000 euros a Subway en concepto de canon de adhesión y seguir un curso de formación de un mes y medio para aprender los trucos de Subway. El 80% de la materia prima para hacer los bocadillos a la carta que ofrece este establecimiento debe adquirirlos a través de la franquicia, si bien el 20% restante pueden venir de proveedores de su elección.
Este empresario español, que vivió hasta hace tres año en México y estudió hostelería, calcula que debe facturar algo más de 480 euros diarios para cubrir gastos. Por ahora lo consigue, aunque últimamente le cuesta más. "De un tiempo acá se nota la incertidumbre", asegura.
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