La batalla particular del inversor
Una rápida contienda prolongaría la subida de las bolsas, pero su coste favorecerá el alza de los tipos de interés
Los mercados se mueven ya por el tortuoso camino bélico. Un conflicto breve, la previsión mayoritaria entre los inversores, permitirá a las bolsas continuar con su recuperación hasta que vuelvan a mandar las noticias sobre la marcha de la economía. El precio del petróleo será clave para la evolución de los beneficios empresariales. El coste de la guerra empujará al alza los tipos de interés por el mayor déficit público.
Los analistas esperan que el déficit público en EE UU alcance el 4% del PIB por la guerra, lo que se traducirá en subida de tipos
La desazón prebélica que provocó el hundimiento de las bolsas ha dado paso a la incertidumbre sobre la evolución del conflicto entre Estados Unidos e Irak. Los inversores confían en una contienda rápida que, de paso, no dañe la infraestructura petrolífera de Irak. Con esa esperanza se han apuntado a la subida del 10% que han vivido los mercados en las últimas sesiones pese al tropiezo del pasado jueves, día del comienzo de la guerra.
Este escenario es en el que más cómodamente se mueven los analistas. Una guerra muy larga y que extendiera sus males por los países vecinos supondría la hecatombe para la economía y, por supuesto, los mercados financieros. "Escenarios más negativos sobre el desarrollo de los acontecimientos, que, aun siendo poco probables, no podemos descartar, podrían tener implicaciones muy negativas sobre las perspectivas de crecimiento económico, tanto por sus efectos directos como por la enorme crisis de confianza que podrían generar", explican los analistas de Sabadell Banca Privada.
Las alzas seguirán
La Bolsa como catalizador de todos los pareceres, y siempre atenta a cualquier novedad, es un buen medidor de lo que piensan los inversores sobre el conflicto. Natalia Aguirre, directora de análisis de Renta 4, relaciona claramente la subida de la Bolsa con la caída en el precio del petróleo, que ha pasado en pocas sesiones desde la cota de los 35 dólares a los 25,5 en los que se mueve actualmente. Un petróleo más barato que reduce los costes a las empresas y les permite obtener mayores beneficios. "Además, al desaparecer la incógnita sobre la posibilidad o no de guerra, se reduce la aversión a invertir en renta variable. Creemos que esta tendencia alcista de la inversión en acciones continuará si se mantiene la expectativa de una guerra corta. El índice Ibex 35 de la Bolsa española llegaría hasta los 6.500 puntos, y a partir de este nivel volverán a ser las noticias económicas y empresariales las que deban decidir la marcha de los mercados", concluye.
Aquí, el ahorrador debe valorar la conveniencia o no de entrar en una situación tan difícil y volátil para los mercados. La tranquilidad de estar fuera puede no verse compensada con la ganancia prevista, aunque ésta se logre en un corto periodo de tiempo.
Donde también se están dejando sentir los efectos de la crisis bélica y, posteriormente, de la guerra es en los mercados de deuda. En estos días, la rentabilidad del bono a 10 años ha llegado a su nivel máximo del año. El pasado jueves el bono ofrecía una ganancia del 4,22%, cuando hace sólo 10 días se encontraba en mínimos históricos con el 3,82%. En tan breve periodo de tiempo los tipos han subido 0,4 puntos y han vuelto a los niveles de diciembre del pasado año.
A las tensiones propias del mercado habría que sumar el aumento de los déficit públicos provocados por la guerra. Unos déficits que hay que financiar en los mercados y que suponen provocar tensión en los tipos de interés, al tiempo que ese dinero se detrae de proyectos que ahora están financiando el sector privado. Los analistas de Sabadell Banca Privada estiman que el déficit público en Estados Unidos podría situarse entre el 3,5% y el 4% del producto interior bruto (PIB).
"Y éstos son niveles de déficit que, como señaló recientemente el propio presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, de persistir en el tiempo conducirán inexorablemente a tipos de interés a largo plazo más altos. Además, en Europa la necesidad de financiar la guerra puede abrir la puerta a una relajación generalizada de las reglas de disciplina fiscal. La sombra de déficit públicos abultados y la necesidad de financiarlos planea, pues, de nuevo sobre los mercados financieros", explican.
Donde se produce más confusión es en la evolución de las divisas. El yen japonés no está en situación de ser refugio para los inversores y la contienda se la reparten entre el euro y el dólar. Las opiniones son muy dispares ya que, al margen de la guerra, ninguna de las dos economías atraviesa un buen momento. Nuevamente, un escenario de guerra corta beneficiará a corto plazo al dólar, como ya lo ha demostrado durante esta semana en la que inversores apostaron por esa salida del conflicto. La visión más extendida tras este recorrido alcista del dólar es que ambas monedas se muevan en una muy estrecha banda de oscilación.
El petróleo representa el mayor peligro para la economía
El efecto económico más importante sobre la economía mundial derivado de la guerra es el que pueda producirse a través de los precios del petróleo. Los analistas de Sabadell Banca Privada ofrecen algunas claves para prever su evolución.
Las reservas de petróleo de Irak representan aproximadamente el 11% del total de reservas mundiales, lo que le sitúa en segundo lugar, por detrás de Arabia Saudí (25%). Sin embargo, muchos expertos consideran que estas reservas podrían ser significativamente mayores habida cuenta que no se han realizado prospecciones durante los últimos 12 años.
A través del Programa Petróleo por Alimentos, la producción actual de Irak se sitúa entre 2,5 y 3 millones de barriles diarios, frente a una producción total de 77 millones de barriles al día. De éstos, la OPEP produce aproximadamente el 40%, y el resto corresponde a otros países productores.
La capacidad de Irak para aumentar su producción de forma inmediata es limitada. Se estima que, a corto plazo, dicha producción podría alcanzar a lo sumo los cuatro millones de barriles diarios.
Irak ha firmado en los últimos años importantes contratos con compañías petrolíferas de Francia, Rusia y China por valor de 40.000 millones de dólares con el objetivo de incrementar su producción futura en cinco millones de barriles diarios.
La capacidad excedentaria de producción de la OPEP se encuentra en estos momentos en los niveles más bajos de los últimos años y no supera los dos millones de barriles/día. En parte ello se debe a las consecuencias de la crisis venezolana, que ha supuesto una reducción de la producción de este país en cerca de dos millones de barriles.
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