El Consejo aprueba un nuevo sistema de voto del BCE
El Consejo Europeo dio ayer en Bruselas la luz verde definitiva a la reforma del régimen de gobierno del Banco Central Europeo (BCE) propuesta por su presidente, Wim Duisenberg, que modifica el actual sistema de derecho de voto permanente por uno que se ejercerá de forma rotatoria entre los gobernadores de los bancos centrales nacionales. El nuevo régimen tiene como objetivo que la autoridad monetaria europea pueda operar "eficazmente" en una zona euro integrada por hasta 27 países tras la ampliación de la UE.
La nueva modalidad de voto que regirá en el BCE será muy similar a la que se sigue en la Reserva Federal estadounidense (Fed) y otras instituciones financieras internacionales. Las críticas se han hecho escuchar por su gran complejidad, sobre todo desde el Parlamento Europeo. El propio Duisenberg reconoció que no es tan sencillo como él hubiera deseado, pero es el mejor si se tiene en cuenta el estrecho margen que se le había dado para la reforma y de cara a la ampliación de la UE.
Los gobernadores de los bancos centrales nacionales se dividirán en tres grupos, en función del PIB de su país y del peso del sector financiero en su economía. En total, dispondrán de 15 votos, que se utilizarán de forma "rotatoria". El primer grupo estará integrado por cinco países que dispondrá de cuatro votos; el segundo, por 14 países con ocho votos, y el tercero, por ocho países con tres votos. Los miembros del comité ejecutivo del BCE dispondrán de seis votos permanentes.
El nuevo sistema de gobierno del BCE se irá introduciendo conforme se vayan sumando nuevos países a la zona euro. De un lado, están los tres países de la UE actual que optaron por quedarse al margen del euro -Reino Unido, Dinamarca y Suecia-. Del otro, los diez países de la nueva Europa que se sumarán en mayo de 2004 a la UE pero que no podrán integrarse en la Unión Monetaria, como muy pronto, antes de mediados de 2006. Sin olvidarse de los tres países en puertas de la adhesión.
Precisamente lo que se buscaba era llegar a un acuerdo in extremis antes de la ampliación de la UE. Sin embargo, tanto en la Comisión Europea como en el Consejo de Ministros se afirma que se trata de una solución "temporal" y no se descarta que la cuestión vuelva a saltar a escena en la próxima reforma del Tratado.
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