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Columna
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La Dama de Elche entra

Frente a quienes sostienen que el ejercicio de la política no contribuye a refinar a sus actores, yo les pondría el ejemplo de Julio de España, el presidente de la Diputación de Alicante. Cuando Julio de España accedió a la institución, una de sus primeras acciones fue instalar un monumento a Mortadelo y Filemón en los jardines del palacio provincial. Durante un tiempo, los alicantinos rieron a mandíbula batiente la ocurrencia del político, que consideraron un simpático desvarío. Ahora, próximo a abandonar su cargo, España regresa a la actualidad de la mano de otra escultura, la Dama de Elche, que ha decidido duplicar. Nadie podrá negar que hemos avanzado en unos años.

A mí, sin embargo, este cambio en el gusto de Julio de España me parece un poco ful. Me temo que las razones que han llevado al presidente de la Diputación de Alicante a duplicar la Dama son, antes que estéticas, políticas, y no veo aceptable que se use la escultura como arma electoral. Cuando la política se adentra en el terreno de la cultura, los resultados son siempre desastrosos para todos. Con el duplicado de la Dama, Julio de España ha querido fabricarse una garrota para golpear el prestigio político de Diego Maciá. Eso mismo podría haberlo conseguido de otro modo más idóneo, pero ha creído que un barniz cultural le sentaría bien a su garrote político y disimularía la intención. Creo que se ha equivocado.

Yo confío en que esta acción algo extemporánea de Julio de España no vaya en menoscabo del MARQ. Recuerdo cuando Consuelo Ciscar utilizó una escultura de Sanleón para asaltar el IVAM. Desde aquel momento, el Instituto ya no ha vuelto a ser el mismo y Sanleón terminó destruyendo su obra, en un gesto espectacular. Confiemos en que nadie se sienta tentado a imitarlo con la Dama de Elche y el MARQ pueda continuar, sin sobresaltos, desarrollando su buena labor. Pese a algunos excesos barrocos, es un excelente museo al que no le hace falta una réplica de la Dama de Elche para aumentar su calidad. Al contrario, diría que una pieza como esta desequilibra la colección. La categoría del museo proviene, sobre todo, del tono medio de su contenido y de una presentación inteligente y novedosa, muy llamativa.

Si desde un punto de vista museístico la operación parece dudosa, desde el político es un fracaso. Un rotundo y tremendo fracaso. Cuanto menos, así parecen indicarlo las reacciones que la decisión de Julio de España ha despertado en Elche. Y no me refiero a las respuestas de los políticos, todas ellas previsibles, sino a las de los propios ciudadanos. El ilicitano es muy sensible a cuanto tiene que ver con la Dama y la propuesta de De España de exponer la copia en el MARQ no les ha gustado nada. Mucho menos el que pretenda convertir el museo alicantino en una referencia del arte íbero, que Elche reclama para sí. De no conocer la trayectoria política del presidente de la Diputación de Alicante, diríamos que Julio de España ha estado aconsejado por sus enemigos en todo este asunto. Desde luego, si buscaba restar votos a Maciá, el efecto ha sido el contrario. No es precisamente lo que el Partido Popular necesita en Elche.

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