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Reportaje:

Los pisos que nadie quiere

Fracasa una promoción pública en Vitoria, a pesar de que 16.000 personas aspiran a una vivienda

Más de 16.000 vecinos de Vitoria están apuntados a listas, esperando que les toque la lotería de conseguir un piso de protección oficial. Hay también una promoción, patrocinada por el Ayuntamiento, para ocupar 94 viviendas de precio tasado, una fórmula intermedia entre la protegida y la libre. Y resulta que sólo 35 personas se han inscrito como candidatas a comprarlas. Algo falla.

No es que las viviendas en cuestión tengan fallos. De hecho, de momento son pisos fantasma. Se desconoce su precio exacto (aunque oscilará entre los 150.000 y los 180.000 euros), cuándo se terminarán de construir y qué requisitos se deberán cumplir para pasar la criba final. Sólo se sabe en qué barrios se edificarán. Y hay otro motivo más importante para el casi nulo interés que ha tenido la iniciativa. El Ayuntamiento estableció un criterio económico para poder insribirse: tener una renta anual de 33.000 a 48.000 euros (5,5 a 8 millones de pesetas). El resultado ha sido "un gran fracaso", en palabras del propio alcalde, Alfonso Alonso, quien culpa de lo sucedido a la oposición. Y la oposición replica culpándole a él.

Vitoria tiene un gran problema, la vivienda, que no se ha solucionado en los cerca de cuatro años de este mandato. El equipo de gobierno del PP firmó un acuerdo con los socialistas para desarrollar un plan de choque, cerró un convenio que dejó ultimado el anterior alcalde, el peneuvista José Ángel Cuerda, y anunció que los precios bajarían. Pero la vivienda libre sigue disparada. Y ello a pesar de que Vitoria está invadida por las grúas y las excavadoras. Se han dado los pasos para urbanizar los seis millones de metros cuadrados de Salburua y Zabalgana, los dos grandes barrios al este y al oeste de la ciudad, respectivamente, donde se levantarán más de 20.000 pisos, aunque todavía no se ha terminado de construir ninguno.

El alcalde, para demostrar su esfuerzo en la materia, ha buscado alternativas de última hora. Una de ellas, la vivienda a precio tasado. No es una idea nueva. De hecho, buena parte del ensanche de Vitoria se construyó entre los años cincuenta y setenta con esa fórmula. Quien más apostó por ella desde el inicio del mandato fue Avelino Fernández de Quincoces, concejal de EA y ex diputado de Obras Públicas ya dimitido. Pero su idea cayó en el olvido hasta ahora.

La vivienda tasada pertenece a la tipología de los pisos de mercado libre, aunque con un precio convenido de antemano, y frenado. Normalmente, no más de 180.000 euros. El problema es que Alonso ha intentado acoplar este tipo de viviendas al sistema público, el del sorteo. La oposición le ha respondido que "hay que primar a quienes más necesitan una vivienda", además de comparar al alcalde con "una agencia inmobiliaria". Algo similar dice el Gobierno vasco, cuya Viceconsejería de Vivienda entiende que "no se puede crear una oferta intermedia entre pisos protegidos y libres si no existe demanda".

Otros expertos opinan que sí existe demanda, aunque no debe regularse tanto desde la Administración: "Basta con poner al promotor un precio de venta como límite. Y que lo compre quien sea, sin sorteos".

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