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Reportaje:AL BORDE DE LA GUERRA | La zona del conflicto

Milicias kurdas y tropas turcas toman posición en la frontera iraquí

Miles de familias de las ciudades del norte de Irak huyen hacia las montañas por miedo a un ataque con armas químicas

Juan Carlos Sanz

Los peshmergas, los milicianos que controlan el Kurdistán autónomo, han desplegado sus mejores unidades a lo largo de los últimos días en el extremo norte de Irak. La movilización de miles de combatientes kurdos, que era visible ayer en torno al paso de Zaho, es justificada como una respuesta a la masiva concentración de tropas y carros de combate del Ejército turco en la frontera. Mientras, la población de las ciudades del norte de Irak prosigue su masiva huida de un posible ataque con armas químicas de Sadam Husein cuando se desencadene la ofensiva de EE UU.

"Ya hemos completado el despliegue de nuestras fuerzas en la frontera", aseguraba ayer Rizgar Hassan Tayyib, responsable del Partido Democrático del Kurdistán (PDK) en el puesto fronterizo de Ibrahim Jalil, en las afueras de Zaho. "Para nosotros resulta inaceptable que los soldados turcos entren en nuestro territorio si no van a combatir contra Irak".

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Los dirigentes del PDK y de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), la otra gran milicia del norte de Irak que escapa al control de Bagdad, negocian desde ayer en Ankara una fórmula para poder aceptar una presencia militar turca, con la mediación de Zelmay Jalilzad, enviado especial de EE UU para la oposición iraquí. El Gobierno y el Parlamento turcos, entretanto, siguen sin autorizar el paso de 62.000 soldados estadounidenses. El secretario de Estado de EE UU, Colin Powell, ha advertido a Ankara de que no intervenga en solitario en Irak para evitar un enfrentamiento con los kurdos.

"Los turcos se resisten aún a actuar en Irak bajo el mando estadounidense", aseguró ayer un responsable del PDK en el exterior, conocedor del contenido de las negociaciones. "Los kurdos no queremos ver aquí a los soldados turcos; nos tememos que no vienen para ayudarnos, sino para quedarse con el petróleo de Mosul y Kirkuk", advirtió a su vez el director del paso de Zaho. "De momento, la frontera sigue abierta", precisó Rizgar, "pero la gente que huye de las ciudades no se ha dirigido hacia Turquía, como ocurrió en 1991, sino hacia las aldeas de las montañas".

Miles de kurdos proseguían ayer su salida de las poblaciones del norte de Irak, aunque de forma más ordenada que el lunes, cuando el miedo a un bombardeo con armas químicas desató el pánico en ciudades como Dohuk. Taxis, autobuses y vehículos agrícolas circulaban al mediodía de ayer en caravanas con familias completas. La mayoría viaja hacia el campo con todo tipo de láminas de plástico para intentar aislarse en caso de ataque con gas. Las agencias humanitarias de la ONU, cuyos representantes han abandonado Irak, no ofrecen por ahora auxilio.

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De la capital de la región autónoma kurda, Erbil, con más de un millón de habitantes, y Dohuk, con 350.000, han huido en las últimas horas casi todas las familias con hijos de corta edad. Ambas ciudades se encuentran al alcance de la artillería iraquí y a menos de media hora en coche de las unidades de carros de combate controladas por Bagdad.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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