¿Por qué ha dimitido Cook?
Con la dimisión de Robin Cook, el Gobierno de Tony Blair ha perdido una de las voces con más experiencia en el campo de las relaciones exteriores. No sólo fue ministro de Asuntos Exteriores británico desde 1997 hasta 2002, sino que durante los cinco años anteriores había sido portavoz del Partido Laborista para política exterior. Por consiguiente, Cook tiene casi una década de experiencia en asuntos exteriores relacionados con la Unión Europea, la OTAN, Naciones Unidas, el G-7 y los 50 países de la Commonwealth.
Resulta irónico que Cook haya dimitido a causa de la cuestión de Irak. En su época como ministro de Exteriores fue criticado por la dura postura que adoptó respecto al régimen de Sadam Husein, porque no tenía dudas sobre las intenciones asesinas de Sadam. Sus guerras con Irán y Kuwait, el ataque con gas contra los kurdos y los árabes de las marismas, las ejecuciones masivas de chiíes y otros adversarios, dan fe de la maldad del dictador. El presidente Aznar está muy mal informado cuando insinúa que los que se oponen a la guerra son amigos de Sadam Husein. Robin Cook lleva años trabajando para contener a Sadam, mientras que Aznar ha dicho poco o nada.
Cuando Cook era ministro de Exteriores denunció docenas de veces la naturaleza maligna del Gobierno iraquí, especialmente después de la expulsión de los inspectores de armas de la ONU en 1998. Fue uno de los arquitectos de la Resolución de Naciones Unidas 1.284 que imponía sanciones y permitía al Gobierno de Irak cambiar petróleo por alimentos y medicinas. Posteriormente fue criticado en Gran Bretraña por el sufrimiento del pueblo iraquí, porque estaba claro que Sadam prefería acumular los ingresos del petróleo en vez de comprar alimentos o medicinas. Cook apoyó los ataques contra Bagdad por los aviones británicos y defendió las zonas de exclusión de vuelos creadas por el Consejo de Seguridad de la ONU. Esa Resolución 688, como tantas otras referentes a Irak, había sido aprobada unánimemente. Robin Cook opina que el orden internacional debe basarse en decisiones multilaterales a través de la ONU u otros foros. Ha dimitido porque en este caso no hay tal consenso. Y tampoco el apoyo de la gente en la calle.
Aznar menciona con frecuencia las lecciones de Kosovo. Robin Cook desempeñó un papel esencial a la hora de organizar la coalición internacional que derrotó a Milosevic. Aquella coalición contó con el respaldo unánime de la UE, la OTAN y EE UU. Aunque el asunto no se sometió a la votación del Consejo de Seguridad, hubo un apoyo tácito por parte de Rusia. Aquel "pacto de silencio" fue acordado y los rusos no plantearon ninguna queja. Cook trabajó incansablemente para forjar la coalición internacional.
Su oposición a las acciones militares en esta ocasión no está basada en ilusiones acerca de la naturaleza de Sadam o su régimen, sino en encontrar la mejor forma de eliminar la amenaza que éste representa sin causar más sufrimiento al pueblo iraquí. Y también cree que la acción militar desembocará en una mayor inestabilidad en la región y en el mundo.
Es muy dudoso que declarando la guerra a Irak se pueda poner fin a los problemas actuales del terrorismo mundial, y en concreto el terrorismo que procede de una minúscula minoría en el mundo árabe. Para poner fin a la amenaza terrorista es esencial alcanzar un acuerdo justo en Oriente Próximo. Estados Unidos ha empleado repetidamente su veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para bloquear cualquier condena a Israel. Pero la injusticia que padece el pueblo palestino es como una herida abierta que tiene que cicatrizar antes de que podamos seguir adelante. Hay que poner fin a la absurda pérdida de vidas tanto israelíes como palestinas. Sólo una intervención externa -en realidad una intervención que implique una participación real por parte de la ONU y de EE UU- podrá romper el ciclo de violencia entre israelíes y palestinos. A pesar de las vagas promesas del presidente Bush, esto parece estar ahora igual de lejos que siempre.
David Mathieson fue asesor de Robin Cook desde 1998 hasta 2002.
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