Tito Fernández y el primerAlmodóvar

Realizada en 1970 por Tito Fernández, No desearás al vecino del quinto se convirtió en un auténtico fenómeno sociológico que los especialistas se encargarían, con mayor o menor fotuna, de analizar. Interpretada por Alfredo Landa, Jean Sorel e Ira de Fürstemberg, esta comedia -que el comprador de EL PAÍS del próximo sábado podrá adquirir por 5,95 euros- resistió durante 31 años en el puesto de honor del filme español más taquillero de la historia, hasta que en 2001 le sobrepasó Torrente II, de Santiago Segura, que poco después fue superado por Los otros, de Alejandro Amenábar, y que en la actualidad ve amenazado su privilegiada posición por Mortadelo y Filemón, de Fesser.

Ramón Fernández, o Tito, como le llama la profesión, es un vocacional de la dirección cinematográfica, oficio que descubrió en su natal San Esteban de Pravia (Asturias) y que a lo largo de su medio siglo de oficio ha realizado 50 largometrajes y dirigido varias series de televisión de éxito. En la actualidad dirige Cuéntame, probablemente la serie de máyor éxito de las que ha proyectado TVE.

Se podrá alabar o criticar su filmografía, pero de lo que no hay duda es de que ninguna industria cinematográfica -incluso tan endeble como la española- podría haber subsistido sin la presencia de profesionales como Tito Fernández y su indiscutible olfato comercial. El cine es arte, pero, también, una sala de butacas que hay que llenar, y Tito ha llenado muchas.

Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980) es el debú de Pedro Almodóvar en la realización de largometrajes. Rodado en 16 mm, con la colaboración de amigos, con unos medios escasisímos y con una paciencia infinita (hay un plano legendario en el que entra Félix Rotaeta a un modesto salón. Pues bien, el contraplano en el que se sienta en un sofá de skay se rodó un año después por muy diversas circunstancias y compromisos de quienes actuaban sin cobrar), Pepi, Luci, Bom..., filme que podrá comprar por 1,95 euros quien adquiera EL PAÍS del próximo domingo, se presentó en el Festival de San Sebastián el año de su producción. La fuerza de su historia, la sorpresa de aquella nueva mirada y el papel de cronista de un minoritario pero emergente sector social urbano, convirtieron aquel filme en una de las revelaciones del año. Lo que empezó siendo un filme de culto acabó convirtiéndose, casi, en un manifiesto generacional y, desde luego, en la película más emblemática de lo que después se llamó la movida. Alaska, Fabio de Miguel, Carlos Berlanga, los Pegamoides y un amplio etcétera arropaban a Carmen Maura, Rotaeta, Mercedes Guillamón y Concha Gregory en los papeles principales de una disparatada comedia-pop que rompió los esquemas preestablecidos. Almodóvar, que ya había realizado varios cortometrajes en súper 8 y había escrito varios guiones de cómics, comenzaba su irresistible ascensión al olimpo cinematográfico, un viaje que dura ya 23 años y en el que ha recibido todos los premios posibles. El próximo domingo es probable que reciba su segundo oscar, pues está nominado al de mejor director y mejor guión original por Hable con ella.