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Reportaje:AMENAZA DE GUERRA | La situación en Irak

Irak se queda sin escudos humanos

Los voluntarios abandonan 45 de los 50 lugares estratégicos a proteger, y el grupo más numeroso que queda es de españoles

Francisco Peregil

Hace dos semanas, los iraquíes repartieron una lista con 50 lugares estratégicos, situados sobre todo en Bagdad y alrededores, que el movimiento de escudos humanos debía proteger con su presencia hasta que llegasen los bombardeos. Había centros de telecomunicación, centrales eléctricas, plantas potabilizadoras, refinerías y algún silo. Y ellos habían llegado de todas partes del mundo. Pero el matrimonio entre el Gobierno iraquí y los escudos terminó en divorcio mucho antes de la primera bomba.

La idea de los escudos partió de Ken O'Keefe, un ex marine que luchó en la guerra del Golfo de 1991. Cuando se desencadenó este conflicto, él se encontraba en Londres. Renunció a su nacionalidad, convocó a los pacifistas de todo el mundo a través de Internet y fletó dos autobuses británicos con la intención de transitar por toda Europa rumbo a Bagdad cargándose de escudos humanos.

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Durante varias semanas los casi dos metros de altura de Ken O'Keefe, sus tatuajes de una corona de espinas alrededor del cuello y una lágrima en el rabillo del ojo acapararon la atención de los medios. La rotundidad de la expresión escudos humanos encontró fácil eco en los titulares de prensa. Pero llegó el momento, hace dos semanas, en que el Gobierno iraquí distribuyó una lista con 50 sitios que ya habían sido bombardeados en 1991. Eran, decía, de vital necesidad para la población civil y ahora había que protegerlos. En ese momento se hicieron patentes las desavenencias, hasta entonces más o menos larvadas.

Hubo una ruptura de confianza recíproca entre el Gobierno y los escudos. Al Hayat, un periódico árabe con sede en Londres, informó de que con ellos se habían filtrado agentes de la CIA en Irak. El Gobierno iraquí comprobó también que con visado de escudos habían entrado muchos periodistas autónomos que no estaban sometidos al control -pago de tasas, guías oficiales facilitados por el propio ministerio, declaración de aparatos de transmisión...- al que el Ministerio de Información somete al resto de reporteros acreditados como tales. El Gobierno iraquí comprobó que muchos escudos se movían por el país de forma independiente al resto del grupo. Y los escudos cada vez se iban encontrando menos a gusto.

Poco a poco se fueron marchando muchos. Unos 10 catalanes que habían llegado tras leer a Ken O'Keefe por Internet regresaron a España el pasado 8 de marzo. Fue también durante esos mismos días cuando el Gobierno iraquí decidió expulsar a Ken O'Keefe. Y entonces continuó el goteo de escudos que se iban. Refinerías, centrales eléctricas y depuradoras de agua se iban quedando sin pacifistas internacionales. El centro de telecomunicaciones civiles Al Mamuna, uno de los que mayores probabilidades tiene de ser bombardeado, fue abandonado también esta semana.

En la actualidad quedan sólo algunas decenas de escudos, la mayoría turcos, desplegados en seis centros civiles de Bagdad y alrededores. Hay también un grupo de mexicanos a la espera de que les habiliten la planta potabilizadora de Dora que les han asignado. Pero los que quedan se hallan sin estructura organizativa propia y dependientes de las autoridades iraquíes.

A esa desbandada se suma el llamamiento del Ministerio de Asuntos Exteriores de esta semana para que sus ciudadanos que se encuentren en Irak abandonen el país. Sin embargo, la comunidad de españoles, debido a la actividad incesante de la Campaña Estatal por el Levantamiento de las Sanciones a Irak, es ahora mismo la más numerosa entre los pacifistas internacionales.

Esta organización continúa enviando cada lunes a un grupo de 25 brigadistas, que es relevado por otro después de pasar una semana en el país. "La lógica de las brigadas es que sean grupos territoriales, que procedan de una misma comunidad autónoma", explica su coordinador, Carlos Veira. "Así hay un mayor impacto mediático y apoyo social en los puntos de origen. Han venido hasta el momento de Cataluña, Andalucía, Asturias, Madrid. Y mañana llegan del País Vasco. Esto representa una muestra de la sociedad española. Queremos que sigan viniendo brigadistas hasta que sea posible. Somos españoles entre iraquíes. Así ellos perciben que no están solos. Y a la vuelta, cuando regresan los brigadistas, transmiten cómo es la gente de aquí. Porque los iraquíes, como sociedad, parece que no existen en esta crisis".

De entre los más de 100 españoles que desde hace un mes han visitado Bagdad y Basora, siete decidieron quedarse por tiempo indefinido. Entre ellos están Ana Rodríguez (de 44 años, casada y con una hija de 16, empleada en el archivo histórico de León), José Bielsa (de 56 años, dos hijas y tres nietos, antiguo empleado de Cristalería Española), Teresa Tuñón (de 68 años, viuda, con siete hijos, ocho nietos y un biznieto, profesora jubilada), Berlarmino García (47 años, separado, con un hijo de 20 años, técnico de prevención), María Rosa Peñarroya (27 años, enfermera) y Carlos Veira (coordinador de los brigadistas, 43 años, soltero y profesor de Antropología).

"Despues de que el Gobierno ha abandonado la embajada de forma vergonzante, ahora ordena nuestra salida, en un gesto más de aceptación de que la guerra es inevitable, en vez de intentar hacer todo lo posible por pararla", concluye Carlos Veira.

Escudos humanos en una central eléctrica de Bagdad, en febrero pasado.
Escudos humanos en una central eléctrica de Bagdad, en febrero pasado.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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