Sueños de estudiantes

Para una joven estudiante como yo, la oportunidad de optar a una beca para financiar sus estudios es un regalo caído del cielo, y más si se trata de una buena beca como la denominada Sicue-Séneca, que permite cursar un año de la carrera en otra universidad del mismo Estado. En mi caso, me fui de Bilbao para acabar la carrera de Periodismo en Santiago de Compostela. "Qué maravilla", pensé yo. "Voy a pasar un año en una de las más hermosas ciudades de España y sin tener que pedirle cuentas a mis padres para costearme los estudios". Como decía, "todo un regalo caído del cielo".

Sí, Santiago ha resultado ser incluso más maravillosa de lo que esperaba. Es una ciudad bellísima, de gente entrañable y mucho, muchísimo que ofrecer, como esa vanguardista Facultad de Periodismo que Álvaro Siza ideó para esta ciudad.

Dicen, y no les falta razón, que "no es oro todo lo que reluce", y así me encuentro yo, realizando mi sueño, pero gracias al dinero que mensualmente me ingresan mis padres en la cartilla, porque del dinero que supuestamente me tenía que remitir el Ministerio de Educación no he visto ni un céntimo. Y como sé que no soy la única en estas condiciones, pido alcanzar ese sueño que un día nos concedieron y que aún no hemos podido degustar gracias a la dudosa (o nefasta) labor de coordinación que el Ministerio de Educación de España lleva a cabo. Gracias.