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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los tres, en las Azores

Blair, Bush y Aznar posan para los medios de comunicación en la Cumbre de las Azores
Blair, Bush y Aznar posan para los medios de comunicación en la Cumbre de las AzoresREUTERS

Más que a evitar la guerra, la cita de Bush, Blair y Aznar mañana en las Azores parece destinada a despejar las últimas condiciones antes de que el presidente de EE UU dé la orden de atacar Irak. Aznar puede estar henchido de orgullo de que le hayan llamado a esta cita con la historia, aunque se haya limitado a desempeñar un triste papel de comparsa. Contrasta su seguidismo belicista con la digna posición mantenida por el presidente de Chile, Ricardo Lagos, que ha resistido las presiones norteamericanas y ha presentado un plan de compromiso.

El secretario de Estado de Política Exterior, Ramón Gil Casares, desveló finalmente que España participará en la coalición, aunque el vicepresidente Rajoy le desmintió al poco e indicó que no hay ninguna decisión tomada. Pero debe estarlo. Los telegramas del embajador español en la ONU, Inocencio Arias, a la ministra Ana Palacio, difundidos ayer por la cadena SER, ponen de relieve el pleno e incondicional alineamiento del Gobierno de España con el de Estados Unidos, incluso con críticas a Blair por estar obsesionado con "su patio interior". Es evidente que el Gobierno de Aznar prefiere ignorar su propio patio, pese a la amplitud de la oposición a la guerra que se manifestó ayer en los paros de 15 minutos en numerosos centros de trabajo en toda España, y lo hará hoy en una nueva jornada de movilizaciones.

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En nombre de los mal llamados seis "indecisos" -pues se trata de países que no quieren que se decida por ellos-, Chile presentó ayer una propuesta que ampliaba a tres semanas el plazo para que Irak cumpla con sus obligaciones básicas de desarme. Francia la rechazó por considerar que llevaba automáticamente a la guerra, y la Casa Blanca, por no estar dispuesta a esperar tres semanas más. Sin aguardar a que Turquía apruebe el paso de las tropas estadounidenses por su territorio o el uso de su espacio aéreo para bombardear Irak, los buques portadores de misiles de crucero y otras municiones de precisión se desplazaron ayer hacia el mar Rojo, para poder disparar desde allí, por encima de territorio saudí.

Washington ha señalado que en las Azores no se discutirá de la estrategia bélica ni de la posguerra. A insistencia de Blair y Aznar, pero también para vestir su inminente decisión, Bush rescató ayer el conflicto entre israelíes y palestinos, olvidado pese a la terrible ración diaria de muertos, pero con el jarro de agua fría a que se ven sometidos de oficio los palestinos: sólo se presentará la hoja de ruta para el Estado palestino y para la paz con los israelíes cuando Abu Mazen, designado como primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina, tenga una "autoridad real".

El Gobierno español ya ha alertado a sus ciudadanos que salgan de Irak de inmediato. En el mejor de los casos, de la reunión del trío de la guerra en las Azores saldrá un último intento de lograr un cierto apoyo en el Consejo de Seguridad. Aznar regresará sabiendo a qué atenerse. No así los ciudadanos españoles, aunque es de temer que el ataque ya no sea cuestión de semanas, sino de días.

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