El mono
¿Y si Arenas creyera de verdad que usted y yo somos compañeros de viaje de Sadam? Finalmente, los excesos verbales están para servir a los pensamientos extremistas. Además, se trata de una forma tan mentecata y zafia de dirigirse al electorado que sólo es posible llevarla a cabo si uno habla muy en serio o muy en broma. Arenas habla en serio, por lo tanto, usted y yo, con Francia y Alemania, perseguiríamos implantar un régimen político como el de Irak, porque usted y yo, además de no ser demócratas, somos idiotas. Sólo desde esa perspectiva mental puede entenderse el convencimiento con el que este hombre se dirige a las cámaras sin el temor de que los ciudadanos se partan de risa o se mueran de pena.
Así las cosas, tampoco sería raro que Aznar hubiera llegado, por algún método de autoayuda, al convencimiento de que él es un demócrata de los de toda la vida. La historia demuestra que el Partido Popular desciende directamente de Franco (en tantas cosas idéntico a Sadam Husein) como el hombre desciende del mono. Algunos de los actuales miembros de ese partido rieron las gracias al caudillo, cuando no al mismísimo marqués de Villaverde, y sirvieron de escupidera a ambos. Pero hay gente que no soporta descender del mono, y por eso en algunos Estados de la Norteamérica de Bush han prohibido a Darwin, sustituyéndolo en la escuela por la Biblia. Entre nosotros, Pilar del Castillo se ha inventado una asignatura sobre el hecho religioso a la que los alumnos dedicarán más horas que a las ciencias naturales, la biología o la tecnología.
El caso es que, digan lo que digan los hechos (incluso los religiosos si tomamos en consideración que el caudillo de estos señores iba bajo palio), los franquistas no quieren descender de Franco. Por eso están dispuestos no ya a eliminar a Darwin, sino a reescribir la Biblia. Según el Novísimo Testamento, Ana Botella es una rebelde (Gallardón dixit) y Aznar detesta desde siempre a los tiranos, que a usted y a mí, sin embargo, nos pierden. No es difícil conjeturar que Arenas se lo cree si pensamos que Aznar, cuando habla en tejano, está convencido de que es Bush, lo que, desde el punto de vista clínico, es tan grave como creerse Napoleón. Dios nos asista.
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