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El Gobierno rectifica su previsión y sitúa el paro este año en el 8%

Zenarruzabeitia cree que la falta de medidas liberalizadoras en España afecta a la inflación

El Gobierno vasco mantiene para este año la previsión de crecimiento económico que hizo el pasado octubre al presentar su proyecto de presupuestos: un 2,2%. Sin embargo, ya no se muestra tan optimista sobre la creación de empleo. La tasa de paro al cierre de 2002 ascendía a un 8,3% (datos del Eustat), cuando la previsión del Ejecutivo en octubre era cerrar al 7%. Ello se ha reflejado también en la tasa de paro prevista para este ejercicio, que el Gobierno colocaba en un 6,7% a fin de año y ahora la deja en el 8,0%. En todo caso, la vicelehendakari, Idoia Zenarruzabeitia, resaltó ayer la capacidad de la economía vasca para crear empleo y crecer por encima de las de su entorno, salvo la del conjunto de España.

La previsión de crecimiento del Gabinete choca con la de la patronal alavesa, SEA, que el pasado febrero la colocó en una horquilla de entre el 1,5% y el 1,8%. El secretario general del SEA, José Manuel Farto, señaló además que el bajo crecimiento tendría efectos directos sobre el empleo. El empleo creció el año pasado en Euskadi en 26.000 personas, de las que 16.000 eran mujeres, y la previsión para este año es que crezca en otros 14.000 nuevos empleos. La población ocupada llegó en 2002 hasta las 888.000 personas, según las cifras de la Encuesta de Población en Realación con la Actividad (PRA) que elabora el Eustat. En todo caso, Zenarruzabeitia destacó que las economías desarrolladas se encuentran muy condicionadas por el ambiente prebélico a causa del conflicto de Irak.

Para la número dos del Gabinete, la buena marcha de los indicadores vascos (ver gráfico) sólo tiene un punto negro, pero que no se encuantra está en sus manos: la inflación. Señaló que los medios para controlar la política económica están en poder del Banco Central Europeo y acusó al Gobierno central de no hacer nada en lo que de él depende. Zenarruzabeitia agregó que no se está produciendo un liberalización suficiente de los sectores estratégicos (telecomunicaciones y energía) y que sus precios tienen un impacto relevante en la inflación.

La vicelehendakari restó importancia a que la economía vasca haya quedado por debajo de la española en el ejercicio recién cerrado (1,8% en Euskadi frente a un 2% para el conjunto de España), y señaló que el dato relevante es que la economía vasca sigue siendo "dinámica", por encima de la UE, lo que le permitirá afrontar desde una mayor fortaleza este ejercicio. Durante toda su comparecencia, Zenarruzabeitia evitó las comparaciones con el conjunto de España, a la que solamente se refirió para señalar que Euskadi está cerca del crecimiento de "economías como la de España y la de EE UU".

Los datos del año pasado indican que el País Vasco mejoró todos sus indicadores excepto la inflación, que creció el 3,7%.

Para Euskadi, el escenario para 2003 pasa por un descenso de la demanda interna, un menor consumo privado, que se verá compensado por un repunte al alza de la inversión, y una aportación positiva del saldo exterior. Todo ello va a permitir seguir creando empleo, aunque a un ritmo más atenuado.

"Chivo expiatorio" en la UE

Por otro lado, la vicelehendakari lamentó que el País Vasco sea utilizado por la Comisión Europea como "chivo expiatorio", tras su decisión de llevar a las instituciones vascas ante el Tribunal de Justicia de Luxemburgo por la no devolución de las ayudas fiscales (crédito del 45% y vacaciones fiscales) concedidas a las empresas de la comunidad autónoma.

La vicelehendakari aseguró que la Comisión sabía que había empresas que habían renunciado a las ayudas y que las instituciones trabajaban con los empresarios para acatar la decisión comunitaria y a la vez no perjudicar a las empresas, un proceso "que requiere su tiempo".

Por ejemplo, la Diputación de Guipúzcoa, aseguró la vicelehendakari, ya había comenzado a aplicar la decisión de reclamar la devolución de las ayudas, "pero no les pareció suficiente". "Uno se pregunta si el mero hecho de ser pequeño en dimensión y posibilidad de participación en las instituciones comunitarias no le hace a uno ser un poco el chivo expiatorio para otros Estados miembros, que ven cómo una decisión de la Dirección General de la Competencia es ejecutada por los tribunales. Esto no me parece buena práctica", apuntó. "¿Tenía [la Comisión Europea] que dar un aviso a empresas y Estados miembros que tienen capacidad de decidir? ¿Siempre somos el ejemplo para los demás, el aviso a navegantes del buen funcionamiento de la institución comunitaria?", concluyó.

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