Los avicultores piden un plan de reconversión para el sector

Los productores de pollos han planteado a la Administración la necesidad de poner en marcha un plan para la reordenación del sector ante los problemas de excedentes y de bajos precios que soporta desde hace dos años. Esta situación ha obligado al cierre de varias empresas o a su adquisición por parte de los grandes grupos multinacionales como Nutreco. España tiene una producción de carne de pollo de unas 900.000 toneladas.

Según los datos manejados por el sector, sobre un total de unas 5.000 explotaciones, con más de 10 millones de metros cuadrados, el 39% tiene un bajo índice de modernización, el 26% una modernización media y solamente el 34,6% tiene unas buenas instalaciones. El 25% de las granjas tiene más de 20 años.

De acuerdo con un estudio realizado por Sigma 2, aproximadamente el 7% de las granjas tiene tomada la decisión de cerrar, lo que afectaría a unas 349 explotaciones. Por otra parte, otro 10% de esas granjas, 493, aceptaría un cese anticipado siempre que hubiera algún tipo de ayudas.En conjunto, entre quienes tienen decidido su abandono y quienes lo harían como cese anticipado, suman 852 granjas con una superficie de unos dos millones de metros cuadrados.

Ante los problemas existentes en el sector, Francia ha desarrollado un programa de reconversión o cese en el sector basado en una ayuda de 14 euros por cada metro cuadrado de eliminación de superficie de producción, lo que ha supuesto cerrar unos 400.000 metros cuadrados. Este plan no contempla, sin embargo, la posibilidad de que junto a los cierres, se incorporen nuevas superficies en el sector.

Coste de 22 millones

Según estimaciones de UPA, con la ayuda pagada en Francia el plan en España supondría un coste a la Administración de 22,4 millones de euros.

Para los productores de pollos, junto a las medidas de cese anticipado o cierre de explotaciones, sería necesario poner en marcha otras actuaciones como la promoción de la carne de pollo y la defensa de su calidad ante los consumidores así como una mayor protección frente a las importaciones desde terceros países.

El sector reclama igualmente medidas para compensar el incremento de costes que supone la eliminación de harinas tras la enfermedad de las vacas locas. Para los productores, se trata de un problema estructural, al margen de que suban o bajen los precios.