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COYUNTURA INTERNACIONAL

¿Es posible una Unión Árabe?

300 inversores debaten la creación de una zona de libre comercio

Patricia Fernández de Lis

Los países árabes quieren transformar sus relaciones políticas y su tradicional amistad en inversiones económicas, ya que en 2001 sólo el 0,34% de las inversiones extranjeras realizadas en estos países provenía de otras naciones de la zona. El Foro de Inversiones Árabes, celebrado la pasada semana en Rabat, ha reclamado un área de libre comercio para fomentar el intercambio económico.

En 2001, sólo el 0,34% de las inversiones extranjeras realizadas en estos países provenía de otras naciones árabes

"Para mí es más fácil importar telas de Italia que de Egipto". Es la queja de un empresario textil tunecino que expresa un sentimiento común entre los 300 inversores árabes que se reunieron en Rabat (Marruecos) la pasada semana. El objetivo era incrementar los flujos comerciales y financieros; la conclusión es que aún queda mucho por hacer. Como explica Hassan Chami, presidente de la confederación de empresarios marroquíes, "entre nosotros hay muchos sentimientos pero pocos negocios. La religión o el idioma no son suficientes, por sí solos, para fomentar los intercambios económicos". Según los datos de la organización de este evento, sólo el 0,34% de las inversiones internacionales se produce entre países árabes.

Los inversores presentes en este foro creen que uno de los problemas que impiden la consolidación del mundo árabe como zona económica es su estructuración en minibloques (países del Magreb, países del Golfo), lo que incrementa su debilidad frente a otras zonas del planeta, como la Unión Europea o el Mercosur. Una zona de libre comercio entre estos países, que facilitara las importaciones y exportaciones, ayudaría, según los inversores, a incrementar las relaciones comerciales.

Las inversiones de Occidente en el mundo árabe son aún más complejas. Según los datos ofrecidos en Rabat, el comercio internacional se multiplicó por cuatro entre 1990 y 2000, pero fue a parar, principalmente, a China. Los inversores reconocen que los países árabes sufren diversos problemas, que provocan que los inversores busquen otras zonas para comerciar. Abdel-Rahman E. Ali Taha, miembro del Banco del Desarrollo Islámico en Arabia Saudí, los resume en dos: falta de estabilidad política y económica. En algunos países no hay democracia y existen duras legislaciones proteccionistas , mientras que en el campo económico hay problemas con las infraestructuras y, sobre todo, los recursos humanos, ya que los mejores trabajadores huyen a Occidente. Todos estos factores "producen una sensación general de falta de garantías para la inversión", concluye Taha.

Esta situación se ha visto agravada por los atentados del 11-S. Jamal Ba Amer, presidente de la Asociación de Inversores Árabes de Marruecos, explica que aquellos sucesos "representaron un punto de inflexión en las relaciones entre los países árabes y Occidente". Todos reconocen, además, que la amenaza de una guerra en Irak afecta aún más las inversiones en sus países, aunque ninguno explica cuánto. La probabilidad de que el conflicto estalle finalmente, y sus consecuencias para sus negocios, es algo que estos inversores prefieren no valorar.

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Sobre la firma

Patricia Fernández de Lis
Es redactora jefa de 'Materia', la sección de Ciencia de EL PAÍS, de Tecnología y de Salud. Trabajó diez años como redactora de economía y tecnología en EL PAÍS antes de fundar el diario 'Público' y, en 2012, creó la web de noticias de ciencia 'Materia'. Los fines de semana colabora con RNE y escribe, cuando puede, de ciencia y tecnología.

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