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Reportaje:

Razones de los que apoyan a 'Egunkaria'

El cierre del diario en euskera provoca una reacción adversa de sectores anti-ETA que dicen defender la identidad vasca

Cuando pequeña, estudió euskera en un garaje y ahora debería estar feliz porque sus hijos ya lo pueden aprender en la escuela, pero en Euskadi las cosas nunca son así de fáciles. Ainhoa U. no es nacionalista, llora cada asesinato de ETA y tiene amigos amenazados por la banda armada, pero también se indigna cada vez que, "desde las tertulias de ciertas emisoras o desde el Gobierno del PP, se intenta criminalizar a toda la cultura vasca".

Sus razones se parecen a las de muchos de los 100.000 manifestantes que acudieron a San Sebastián el pasado sábado día 20 para protestar por el cierre de Egunkaria, el único diario que se editaba íntegramente en euskera. Hasta Martxelo Otamendi, director del diario clausurado, reconoce que no sólo fue ese el motivo que llevó a la gente allí: "Fue la plasmación en la calle de un cabreo acumulado durante años: el cierre de Egin, la intervención de AEK (academias de euskera), de Zabaltzen (la distribuidora de discos y libros más importante de Euskadi); las denuncias de torturas que nunca se investigan...; las famosas tertulias estridentes que hay en algunas radios donde dicen que en las ikastolas se enseña no sé qué, la afirmación de que el sistema educativo vasco hay que desactivarlo porque es una escuela de terroristas... Había gente que seguramente no se va a volver a encontrar nunca en otra manifestación ni se había encontrado antes".

"ETA siempre intentó introducirse en todos los ámbitos de poder: 'ikastolas', sanidad..."
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De hecho, Ainhoa U. decidió no ir a la manifestación aunque compartía sus reivindicaciones. Y no lo hizo precisamente porque se le hacía duro desfilar junto a los simpatizantes de Batasuna, muy activos siempre en torno al euskera, pero también -o sobre todo- en el amparo político de ETA. Su análisis es el siguiente: "Cuando los ciudadanos, entre ellos muchos nacionalistas, están todavía lamentándose por una muerte a manos de ETA [Joseba Pagazaurtundua, asesinado el 8 de febrero en Andoain], se encuentran con que les cierran el único periódico que se hace en euskera, y encima el director de ese periódico asegura haber sido torturado. Como están convencidos de que no es un periódico vinculado a ETA, y las personas detenidas no encajan con el perfil de los etarras, muchos llegan a afirmar: 'lo de ETA no tiene nombre, pero estos otros son iguales'.

Y lo mismo sucede al revés. Cuando un no nacionalista comienza a acercarse al euskera, a intentar entender el nacionalismo, se encuentra con que en nombre de ese nacionalismo matan a un amigo suyo. En esas condiciones se hace imposible que cada uno de los hechos se valore con independencia del otro".

Aunque buscando, se encuentran personas capaces de dar la cara en uno y otro sentido. Un caso muy llamativo es el del periodista Gorka Landaburu. ETA le mandó a su casa de Zarautz (Guipúzcoa) una carta bomba que le explotó causándole importantes heridas en las manos y la cara. Y aunque no recibió entonces el respaldo del director del periódico ahora clausurado, estos días ha alzado su voz contra el cierre: "Hay que tener pruebas muy contundentes para cerrar un periódico. Sabemos desde hace mucho tiempo que ETA intenta desde siempre introducirse en todos los ámbitos de poder: en las ikastolas, en la sanidad, en la educación..., sabemos que desde hace 30 años viene tejiendo una tela de araña con la que intenta instrumentalizarlo todo, pero si aplicamos siempre el método que se ha seguido con Egunkaria tendríamos que cerrar la Ertzaintza, la Universidad, la Sanidad... Estoy de acuerdo con que hay que terminar con la impunidad, pero para eso se detiene a las personas contra las que se tengan pruebas y se deja abierto el periódico, funcionando bajo control judicial". Landaburu añade: "El Egunkaria era un símbolo del euskera, por eso afecta a todo el mundo, nacionalista y no nacionalista. Mucha gente joven de este país ya habla en euskera y no tiene nada que ver con ETA. Quería leer en euskera los partidos de la Real Sociedad o los temas culturales. El que es de Batasuna se compra Gara, por eso se vende más".

Desde la orilla no nacionalista, las cosas se ven de otra manera. Una concejal socialista de Guipúzcoa, vascoparlante, explica que "el mundo de ETA y el mundo del euskera no son intercambiables, ni mucho menos, pero el mundo del euskera está absolutamente infiltrado por ellos: en la escuela, en las publicaciones en euskera, en todo el mundo cultural". La concejal socialista critica la "dejación que los partidos constitucionalistas han hecho con el mundo del euskera. "Aparte de los torpes y rechazables intentos de demonizarla", añade, "se ha dejado el campo libre al PNV actuando como si el euskera fuera cosa de nacionalistas".

El resultado es descorazonador. Lo explica Gorka Landaburu: "La culpa máxima de esta situación es de ETA y de quienes la apoyan. Pero también es un fracaso de los políticos que nos han llevado a un discurso de guerra y de trinchero. Todo es como un combate de boxeo. O estás en un lado o estás en otro y, si no, te acusan de blando, de equidistante".

Son muchos los vascos que se sienten así y que reclaman poder estar contra ETA y también contra un gobierno que pone su cultura bajo sospecha. Lo explica Ainhoa U.: "Unos somos incapaces de rebelarnos de verdad contra el cierre de un periódico sin añadir que el día que ellos estén de verdad con nosotros cuando nos maten tendremos más ganas de unirnos a esa protesta. Es un mecanismo que funciona igual para ellos, que dicen 'dónde están ahora todos esos que defienden la libertad de expresión'. La fractura social es ya un hecho. Los que mueren, los no nacionalistas, han decidido que ya está bien y que es hora de plantarse, que no están dispuestos a sufrir más sin poner a cada uno en su sitio. Y los nacionalistas, que aunque no mueren se sienten menospreciados, también han decidido que ya está bien".

Manifestación en favor del diario <i>Egunkaria</i> en San Sebastián el  22 de febrero.
Manifestación en favor del diario Egunkaria en San Sebastián el 22 de febrero.J. URIARTE

Una mano negra

El periodista Gorka Landaburu no es el único que habla de una mano negra, siniestra, que se une a ETA para ensombrecer todavía más el futuro de los vascos: "Cuando creíamos que teníamos a Batasuna y a su gente debilitada, preocupada por su futuro tras la ilegalización, surge una decisión judicial que parece desorbitada y que consigue unirlos de nuevo frente a un motivo que se les ha dado en bandeja". Y, por si fuera poco, la reacción del Gobierno ante las denuncias expresadas por Martxelo Otamendi no ha convencido a nadie. "Aquí", dice un cargo socialista, "la gente está muy sensibilizado con ese tema. El ministro [Ángel] Acebes debería investigar, dejar claro que no se tortura, y olvidarse de las querellas". La situación es tal que el escritor Anjel Lertxundi vislumbra con preocupación un "choque entre identidades".

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