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Un hombre mata a puñaladas a su esposa en su piso de Madrid

La mujer había denunciado al marido por amenazas a principios de año

La violencia doméstica se cobró ayer su víctima número 11 en lo que va de año. Manuela Penabella, de 71 años, murió apuñalada y con un fuerte golpe en la cabeza en su domicilio madrileño. Su esposo, Demetrio Gómez Poveda, de 73 años, se entregó después en una comisaría, adonde llegó con las manos ensangrentadas. La mujer le había denunciado por amenazas el pasado enero. Llevaban 47 años casados.

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Desde que, en 1984, el matrimonio fue a vivir a la calle de Pablo Neruda número 1 (Puente de Vallecas), las discusiones habían sido habituales y algunas habían terminado en comisaría, según sus conocidos. "Era frecuente oírles discutir y cómo él decía que iba a matarla en cualquier momento", recordaba ayer una vecina. A comienzos de este año, la mujer había denunciado a su marido por amenazas, según fuentes policiales.

Una residente en el inmueble aseguró que ayer a mediodía la víctima le había comentado que su marido la había amenazado el lunes por la tarde con matarla ese mismo día o al siguiente . "Ella estaba muy asustada sentada delante del portal, justo antes de que terminara de comprar y de hacer la casa", señaló esta vecina, que pidió anonimato.

Una hora y media después de esa escena, sobre las tres de la tarde, Manuela Penabella moría apuñalada en su dormitorio. También recibió un fuerte golpe en la cabeza, supuestamente propinado con una maceta.

Con las manos aún ensangrentadas, el marido bajó al cuarto piso para ver a una vecina a la que conocía desde hacía más de 20 años. Le confesó que acababa de matar a su mujer. Luego salió a la calle y tomó un taxi. En lugar de dirigirse a la comisaría de Moratalaz, distante unos 400 metros de su domicilio, el taxista le llevó a la del distrito. En el trayecto, Demetrio Gómez Poveda explicó al conductor que estaba muy nervioso porque acababa de matar a su esposa.

Al conocer los hechos, la policía envió un coche patrulla y avisó a los bomberos, que forzaron la puerta con la esperanza de que la mujer aún se hallara viva. Sin embargo, yacía muerta en el suelo del dormitorio. Tenía heridas en las manos y los antebrazos, señales de haber intentado defenderse, según la policía.

El marido tenía problemas psiquiátricos, según sus vecinos. Un familiar cercano señaló que había estado ingresado dos veces por ese motivo. El matrimonio llevaba casado 47 años. Tenían cuatro hijos. Dos de ellos, peones de albañil, viven en la casa paterna.

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