Un falso desmentido y una "fotocopiadora tonta"
Poco antes de las once de la mañana de ayer, la oficina de Comunicación del Gobierno hacía gala de celeridad y tenía ya preparado un comunicado con el que pretendía salir al paso de la información publicada por EL PAÍS. Era un desmentido precipitadamente madrugador sobre un informe que, convenientemente mutilado, Presidencia había remitido a Joan Riado, diputado de Esquerra Republicana, en enero de 2002. Algunas de las conclusiones censuradas perjudican a Unió Democràtica, socio de CDC, al sugerirse medidas que harían "difícil que Unió se decidiera a presentarse en solitario", de acuerdo con la versión íntegra del textos.
Sin embargo, según Presidencia "las páginas del estudio están numeradas correlativamente y en ningún momento se arrancó página alguna ni se mutiló el estudio como se afirma en la información publicada hoy [por ayer] en el diario EL PAÍS", aseguraba el comunicado. Ridao recibió una llamada de Presidencia mediante la cual se le ponía al corriente de la manipulación, en este caso no del Gobierno ni de Convergència, sino de este diario
Eso era fruto de un desmentido madrugador. Porque a mediodía, pasada la primera efervescencia, Presidencia se había apercibido de su error. Hubo propósito de enmienda, pero de reconocimiento público de la comisión del pecado, nada de nada: no hubo nota de rectificación de su falso desmentido. Y la expresión pública de ese propósito de enmienda se concretó en un motorista que a las 18.00 horas hizo entrega del polémico informe. El secretario general de Presidencia, Carles Duarte, le remitió a Ridao el informe sin cortes. La respuesta completa le llegaba al parlamentario de Esquerra un año y dos meses después de tener en su poder el estudio mutilado.
Esa agitada mañana se vería empequeñecida por una prometedora tarde de toros con un cartel de lujo. El conseller en cap, Artur Mas, se encargaría, por primera vez, de lidiar el toro de las encuestas. Esta vez no dejaría que el consejero portavoz, Felip Puig, actuara de picador. El titular de Política Territorial ni siquiera le dio un capotazo de saludo al animal.
Mas, solo y sudoroso, se entregó a la faena. El culpable fue identificado. Al parecer, en Presidencia hay una fotocopiadora que comete errores. Por ello, Mas quiso vacunarse contra cualquier nueva y desagradable sorpresa: "No puedo asegurarle que no exista otra fotocopia [de otro informe] que haya podido salir mal".
El diputado Joan Ridao le encontró nombre y apellidos al culpable: "fotocopiadora tonta". Una buena pista para seguir en línea con lo enunciado por el presidente de la Generalitat la pasada semana en el Parlament. "Si ha habido manipulación, que no lo creo, debe de haber sido obra de un inútil o de un tonto". Una vez localizado el tonto, queda por desvelar la identidad del inútil.
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