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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Nuevo ambiente

El País

El más desconocido ministro de Aznar, Jaume Matas, sustituido ayer por Elvira Rodríguez al frente del departamento de Medio Ambiente, nunca ha perdido de vista lo que se esperaba de él: que utilizara su paso por el Gobierno para reforzar su imagen con vistas a las autonómicas de mayo, en las que encabezará la candidatura que intentará recuperar para el PP el Gobierno balear, del que fue desalojado en 1999 por una muy heterogénea alianza encabezada por el socialista Antich.

Matas no ha descuidado a su clientela insular. Ha aprovechado cualquier actividad relacionada con su ministerio para llevar a los medios de comunicación públicos a Baleares, con él en primer plano. Allí estaba, por ejemplo, en el segundo fin de semana de la crisis del Prestige, tras haber pasado el primero en Doñana. No son lógicas esas ausencias en un ministro directamente concernido por la catástrofe ecológica. Pero no es candidato por Galicia. Tampoco es lógico que un ministro de Medio Ambiente encabece la oposición a la ecotasa balear y no diga nada de la implantación en Madrid de un impuesto especial sobre los hidrocarburos para financiar la sanidad.

Su relación con el movimiento ecologista no ha sido buena. Se han ignorado mutuamente. Cuando la mayoría de los países de la UE tienen ya elaborada su estrategia frente al cambio climático, la oficina creada al efecto en España languidece sin que se sepa a qué dedica su tiempo. Matas se marcha con un pobre balance sobre la reducción de emisiones que obliga a España. Pero consiguió la aprobación parlamentaria del Plan Hidrológico Nacional. Algo que no alcanzaron sus antecesores, sobre todo por la dificultad de articular los intereses de las diferentes comunidades autónomas. No es que Matas sea más listo o que eliminase esas contradicciones, pero consiguió que marchara como un reloj la mayoría absoluta del PP en el Congreso.

Le sucede Elvira Rodríguez, que asume un ministerio de gasto tras su larga dedicación a controlarlo. No se le conoce inclinación especial hacia los temas medioambientales, pero sus conocimientos pueden ser útiles en la negociación con la UE de los fondos para financiar el Plan Hidrológico. Aznar ha preferido un cambio mínimo para evitar confirmar con una remodelación profunda lo que dicen las encuestas sobre la pérdida de crédito del Gobierno.

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