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"Agua para todos"

A estas alturas la inmensa mayoría de los valencianos saben perfectamente que la exigencia de que se ejecute, sin dilación alguna, el Plan Hidrológico Nacional (PHN) responde no sólo a un interés legítimo de que se cumpla la ley, sino que representa una de las aspiraciones más justificadas y, absurdamente, peor atendida de toda la historia de España.

Los valencianos, al igual que el resto de ciudadanos de las comunidades que padecen el déficit hídrico de las cuencas mediterráneas, son enteramente conscientes de que el mal llamado problema del agua tiene solución y que el PHN ofrece un camino legal, viable, racional, equilibrado y moderno para eliminar el principal cuello de botella de su progreso social y económico.

Por eso, la Generalitat Valenciana, consciente de la importancia histórica que representa para toda España y en particular para las tierras mediterráneas la ejecución del PHN, se suma a la manifestación de mañana domingo, día 2 de marzo, en la ciudad de Valencia. Todos juntos podremos comprobar que somos muchos y que tenemos razón en lo que reclamamos.

Que el PHN tiene beneficios innegables nadie lo discute. La polémica se centra en si algún territorio sufre costes específicos que justifiquen su oposición. Sobre este punto, los valencianos sabemos que tenemos razón, que el PHN no sólo no perjudica a nadie, sino que mejora a todas las comunidades autónomas. Beneficia a todas. Y, en particular, a las que se encuentran situadas en las cuencas con excedentes hídricos, ya que la ley garantiza que no se produzca ningún perjuicio ambiental y que el desarrollo de sus tierras no se vea, en ningún caso, comprometido por la ejecución del Plan: bien al contrario, la ley contempla la construcción previa de las infraestructuras necesarias para que nunca pueda argumentarse que un trasvase haya sido realizado en contra de los intereses de comunidad autónoma alguna y en definitiva que se optimice, también en Aragón, el uso del agua excedentaria.

A lo largo de la historia se han hecho en diferentes territorios numerosos trasvases que han permitido la creación de riqueza y el progreso social de muchos países y regiones, y nunca, anteriormente, se habían tomado tantas medidas de protección y cautela para evitar riesgos que pudieran derivarse de una actuación similar. En nuestro caso, estos riesgos son prácticamente inexistentes.

En primer lugar, la cantidad a transvasar es mínima: inferior a la quinta parte de lo que se tiraría al mar y sólo en el caso en el que el agua sobrara en la cuenca del Ebro, una vez se hubieran puesto en funcionamiento en Aragón los nuevos regadíos financiados por el propio plan. Y por si fuera poco contundente el argumento anterior, la toma del agua se realizará, evitando los meses de estiaje, de caudales más bajos, y en un lugar tan próximo al mar que el agua ya no tiene empleo alternativo, además de que se sitúa, exclusivamente, en el territorio de una de las comunidades autónomas que también es deficitaria en recursos hídricos.

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En segundo lugar, el PHN prohíbe explícitamente utilizar las aguas trasvasadas para poner en explotación nuevos regadíos, y limita su utilización al abastecimiento humano, a la consolidación de los regadíos infradotados, al freno a la sobreexplotación de las aguas subterráneas y a la recuperación de zonas húmedas degradadas. Como se ve, claramente, la orientación del PHN prima el ahorro, la conservación del medio ambiente y la eficiencia en el uso del agua.

En tercer lugar, para poder reclamar lo que los valencianos entendemos que es justo y razonable había que comenzar por dar ejemplo de ahorro y solidaridad interna, y la Comunidad Valenciana ya lo ha hecho. En cuanto al primero, ningún territorio puede apreciar tanto el agua como el que la necesita y, en nuestro caso, este aprecio se ha convertido en inversiones en modernización de cultivos que han reducido significativamente el consumo; en saneamiento y reutilización del agua y en desaladoras. De hecho, ninguna otra comunidad ha invertido tanto como la nuestra en ahorro y reutilización de agua.

Y en cuanto a la solidaridad, la Comunidad Valenciana ha dado sobradas pruebas de generosidad a través de la introducción de un reequilibrio interno, norte-sur, como se muestra con el inicio de las obras del trasvase Júcar-Vinalopó. Y no está de más recordar, que del agua procedente de la desembocadura del Ebro, dos tercios se limitarán a atravesar nuestro territorio para abastecer otras comunidades más deficitarias que la nuestra, y tan sólo un tercio será destinado al abastecimiento humano y a la recuperación de humedales y acuíferos de la propia Comunidad Valenciana.

Resulta difícil recordar un momento histórico en el que la Comunidad Valenciana haya tenido tanta razón para reclamar algo sobre lo que tenga legítimo derecho, que le sea propio y que le resulte tan importante para consolidar un desarrollo solidario en los próximos años.

Creemos que es hora de que el agua deje de ser rehén de las legítimas aspiraciones de un pueblo abierto y acogedor que, además de contribuir al progreso social y económico de todos los territorios de España, conoce muy bien sus derechos y no comprende que pueda haber nadie que se oponga a la mejora del bienestar del conjunto de la sociedad española.

Si todos los valencianos deseamos la ejecución de un proyecto tan trascendental para nuestras tierras como el PHN, que beneficia al conjunto sin perjudicar a ninguna de sus partes; que se acomete con todo tipo de condiciones y cautelas; y que contribuye a la vertebración social, económica y territorial de España, debemos ponerlo de manifiesto, todos juntos, en la convocatoria del próximo domingo para decirlo bien alto y bien fuerte: "Agua para todos".

José Luis Olivas es presidente de la Generalitat.

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