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AMENAZA DE GUERRA | El debate en España

El precedente de Perejil

El desalojo del islote de Perejil de sus ocupantes marroquíes, realizado el pasado 17 de julio por militares españoles, fue un laboratorio a escala reducida de algunos conceptos incorporados a la Revisión Estratégica de la Defensa. También evidenció, aunque entonces pasara desapercibida, una forma de entender la relación del Gobierno con el Parlamento en situaciones de crisis.

El 16 de julio era la segunda jornada del debate sobre el estado de la nación. La última de las 147 propuestas de resolución presentadas se refería, precisamente, a la crisis con Rabat. La promovió el PP y fue suscrita por todos los demás grupos, incluidos varios diputados del Mixto. El texto era, aparentemente, anodino: "Ante los acontecimientos del pasado 11 de julio [fecha de la ocupación de Perejil por gendarmes marro-quíes], el Congreso de los Diputados expresa su rechazo a la política de hechos consumados que ha supuesto la actuación del Reino de Marruecos en la isla de Perejil. Asímismo, la Cámara manifiesta su apoyo al Gobierno en orden a restaurar la legalidad internacional y el restablecimiento del statu quo, anterior a los hechos".

La resolución no decía cómo debía el Gobierno restablecer el statu quo, pero en ese momento la oposición no imaginaba que estuviese dando carta blanca al uso de la fuerza. Sólo Iñaki Anasgasti, del PNV, matizó que su "apoyo al Gobierno es a una solución por la vía diplomática, no un apoyo a iniciativas militares". La resolución se votó a las 18.55. Obtuvo 334 votos a favor y sólo cuatro abstenciones. Se trataba de un respaldo abrumador del pleno del Congreso.

Apenas cuatro horas después, José María Aznar dio orden de que los boinas verdes de Rabassa (Alicante) salieran rumbo a Perejil. Federio Trillo-Figueroa, que pasó la jornada en la Escuela Naval de Marín (Pontevedra), mantuvo varias conversaciones telefónicas para supervisar los últimos preparativos de la operación. Pero también se mostró muy interesado por lo que sucedía en el Congreso. No en vano había sido presidente de las Cortes antes que ministro de Defensa.

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