Ruiz-Domènec analiza el matrimonio a lo largo de la historia
Pocas cosas han cambiado desde los tiempos de Mesalina en una institución como el matrimonio, según el historiador José Enrique Ruiz-Domènec (Granada, 1948). La mujer del emperador Claudio, que ha pasado a la historia como uno de los personajes más salvajes del Imperio Romano, no pretendía más que el divorcio. Y por esa aspiración se condenó. "Ha sido una mujer maltratada por la tradición. Todo porque se enamoró del cónsul Gayo Silio y quiso divorciarse", afirma.
En la actitud de Mesalina ve Ruiz-Domènec lo que ha sido el motor que ha permitido sobrevivir al matrimonio durante siglos en el viejo continente, ese empeño en separarse por desamor y volver a casarse. "Es lo que yo llamo la ambición del amor", asegura el estudioso. Precisamente, así, La ambición del amor. Historia del matrimonio en Europa (Aguilar), ha titulado su ensayo sobre los avatares, los retos, la salud de una costumbre, sacramento, juramento, compromiso, que para nombrarlo uno puede emplear toda clase de conceptos.
"Los problemas por los que ha atravesado son los mismos. Llevamos 2.000 años dando vueltas a los mismos asuntos y, o bien es algo insoluble, o bien todavía no hemos encontrado las respuestas para saber cuáles son las claves o las razones que llevan a la gente a seguir casándose", asegura.
El debate sobre el matrimonio siempre es recurrente. "Que se discuta sobre sus modelos configura el tipo de sociedad y la dinamiza", afirma. Si es así es porque, según sostiene Ruiz-Domènec, es un pilar: "Una sociedad inclinada a aceptar que el matrimonio se fracture es más frágil", asegura el estudioso, catedrático de Historia Medieval de la Universidad Autónoma de Barcelona y autor de El gran capitán.
Karenina y Bovary
A esa conclusión ha llegado tras analizar en profundidad la presencia del matrimonio en la historia, las artes y la literatura, en un rico recorrido que abarca los tiempos de los prmeros cristianos, desde las bodas de Caná a las turbulencias presentes centrándose en casos concretos como famosos matrimonios de conveniencia en las épocas medievales o gloriosos adulterios literarios como los de Ana Karenina, inventados por Tolstói o los de Madamme Bovary, aireados por Flaubert.
Siempre con un punto de inflexión crucial en la historia del matrimonio. El cisma que organizó en Inglaterra Enrique VIII. "Ahí aparece la conciencia y el Papa no lo entendió", asegura.
Otro de los momentos culminantes en la historia de la unión es el divorcio. "Es fundamental porque hace entrar el elemento de igualdad entre los dos sexos y permite revisar los papeles que ambos sexos juegan en sus vidas en común", asegura el historiador.
Hoy la ambición del amor está más presente que nunca: "Las personas se casan por eso, no hay otra razón, y además es una razón interclasista, intercultural e interétnica, cuando se rompe esa ambición es cuando se rompe el vínculo".
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