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Reportaje:

Trueque de horas

La Universidad de Sevilla pone en marcha un "Banco del Tiempo" para gestionar el intercambio de servicios entre particulares

El Servicio de Asistencia para la Comunidad Universitaria de la Hispalense (SACU) puso en marcha hace cuatro meses el banco de horas, una iniciativa encaminada a facilitar que la mujer trabajadora pueda compaginar su vida familiar con la laboral.

Hay días cuya duración nos gustaría alargar para poder realizar todas la tareas que tenemos apuntadas en la agenda y que, por falta de tiempo, avanzan de página bajo la anotación de "pendiente". La falta de tiempo es uno de los principales males que padecen aquellas personas que tiene que conjugar su vida profesional con la responsabilidad que conlleva mantener una casa y una familia. Y, pese a los cambios de las últimas décadas, aún siguen siendo las mujeres las que mayoritariamente soportan la sobrecarga que supone compaginar la vida laboral con la familiar y doméstica.

Para hacer más llevadera esta carga, el Servicio de Asistencia para la Comunidad Universitaria de la Hispalense (SACU) puso en marcha hace cuatro meses una iniciativa encaminada a facilitar que la mujer trabajadora pueda sobrellevar ambas facetas sin que se le vaya la vida en ello.

Siguiendo la máxima del escritor inglés Francis Bacon "escoger el propio tiempo es ganar tiempo", la directora del SACU, Rosa Muñoz, y la ex directora del Instituto Andaluz de la Mujer, Araceli Rubio, decidieron crear el Banco del Tiempo, asociación en la que los minutos son la unidad de valor.

El objetivo principal de este banco es combatir la desigualdad que produce entre hombres y mujeres algo tan simple como la organización y el uso del tiempo. "Cuando una mujer acaba su jornada laboral, en la mayoría de los casos, entronca con la jornada doméstica, no menos exenta de responsabilidades y tareas", explica Rosa Muñoz. "Por eso pensamos que entre nosotras nos podíamos ayudar a conciliar la vida laboral, familiar y personal".

El funcionamiento del Banco del Tiempo es muy sencillo: se basa en la ayuda mutua y el intercambio de servicios. La moneda de cambio es la hora, que se intercambia mediante cheques. Una persona deposita en el Banco unas horas de tiempo ofreciendo un servicio que quiere dar y, a cambio, puede demandar tiempo de otros usuarios para solucionar alguna de sus necesidades diarias. En esta variante del antiguo trueque lo que se intercambia no son productos, sino conocimientos y, sobre todo, habilidades y tiempo.

En los cuatro meses que lleva en marcha son ya 20 las personas, la mayoría mujeres mayores de 30 años licenciadas y trabajadoras de la administración de la Universidad de Sevilla, las que se han acogido al Banco del Tiempo. El siguiente paso, apunta Muñoz, será dar a conocer esta iniciativa entre el numeroso alumnado de la Hispalense.

Llevar y recoger a los niños del colegio; entretenerlos en su tiempo de ocio; cuidar a personas mayores o discapacitadas; hacer pequeñas labores domésticas, como hacer la compra o cocinar o cuidar a los animales, son las principales actividades que se intercambian entre ellas, aunque también tienen cabida otros servicios como masajes a domicilio o clases de equitación. También se han apuntado tres hombres, "aunque ninguno se ofrece para hacer tareas domésticas", cuenta entre risas Rosa Muñoz. "Son tres profesores, lo que demuestra que ya no sólo la mujer es la que encuentra esa dificultad de tener que compaginar su trabajo con las tareas domésticas", afirma la directora del SACU.

"Lo mejor del Banco es que la cualificación de la persona no es lo importante; lo que realmente tiene valor es el tiempo", asegura Marta, trabajadora en la administración de la Hispalense que se ofrece para leer a las personas mayores. "Con esta actividad consigues algo muy difícil de hacer por el ritmo de vida que llevas, como es ampliar y mejorar tus relaciones sociales. Se están creando lazos solidarios entre los usuarios", afirma satisfecha Marta.

Una idea en expansión

El Banco del Tiempo se encuentra en plena expansión. El de la Universidad de Sevilla es el cuarto que funciona ya en España. Esta iniciativa llegó de Italia y fue en Barcelona donde primero caló. El Ayuntamiento barcelonés lo inició para ayudar a la mujer trabajadora y lo implantó en tres distritos (Sant Andreu, Horta-Guinardó y Casc Antic). Poco después, el Banco del Tiempo comenzó a funcionar en Pamplona (Asociación ASIMA) y en Alicante (Centro Social). Su atractivo reside en su buen funcionamiento, explica la directora del SACU de la Hispalense, Rosa Muñoz. Aparte de estar debidamente reglado, el éxito de esta actividad está en la confianza mutua que se establece entre sus usuarios. "Es vital, porque no todo el mundo está dispuesto a dejar al cuidado de un desconocido a sus hijos o a sus padres". Para fomentar estos lazos, el Banco del Tiempo de la Hispalense organiza reuniones entre sus miembros para que se conozcan mejor e intercambien experiencias e incluso las horas que han contratado pero que no van a gastar.El cumplimiento de las reglas es otro pilar básico para que la iniciativa funcione correctamente. Nadie puede acumular más de 20 horas entre el tiempo que se da y el que se recibe, y es el propio banco el que lleva al día el estado de las cuentas de cada usuario.

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